Estos días se ha celebrado en Pamplona el Primer Festival Internacional de Cine Documental Punto de Vista. Antes de que comenzara, hubo tres días de “precalentamiento” o “puesta a punto”, en los que se celebró una serie de conferencias abiertas al público y en las que se reflexionó sobre el cine documental desde tres puntos de vista diferentes: el no-do, el cine doméstico, y el cine etnográfico.
Hablamos con la profesora de la Universitat Oberta de Catalunya, Elisenda Ardèvol, a propósito de este último tema: "La búsqueda de una mirada: Exploraciones en el cine etnográfico".
Cuando pensamos en el cine etnográfico nos vienen a la cabeza las películas realizadas en el Polo Norte, en los poblados africanos o cosas así más o menos exóticas, pero por lo que cuenta Elisenda Ardèvol, para saber algo más sobre otras costumbres, rituales y formas de vida, basta con fijarse un poco en la persona que tenemos al lado...
Elisenda Ardèvol: “En esta conferencia quería apostar por una mirada etnográfica abierta al mundo que nos rodea, y dejarnos de estereotipos y tópicos sobre el objeto que mirar. Generalmente se ha entendido el cine etnográfico a partir del objeto exótico o lo extraño, lo primitivo, o bien en España lo tradicional, tradiciones que desaparecen, costumbres que se extinguen, ritos ancestrales que se pierden. Mi idea en esta conferencia era luchar contra esta idea del cine documental anclado en el pasado y en el estereotipo, para mirar hacia el presente y hacia la gente, con esta mirada etnográfica que creo que sigue siendo válida. Una mirada que he calificado como ‘sintiente’ porque combina la intelección, la sensibilidad, la observación, con la participación y la inmersión en la cultura que uno busca comprender y explicar. Malinovsky decía que no es posible, sólo con la observación, comprender el significado de un gesto. Para hacerlo has de conocer a la gente desde dentro: hablar su idioma, conocer cómo piensa, cómo siente y cómo vive su vida. Y esta es la apuesta que hace el cine etnográfico, independientemente de que se sitúe en un contexto social, como aquí en Pamplona, como en Pakistán o en Barcelona o en Latinoamérica. No importa el contexto, pero sí importa la mirada”.
No hay que confundir el cine etnográfico con los reportajes periodísticos sobre animales, plantas y pueblos perdidos, muchas veces elaborados con muchos medios pero con poco tiempo, y que han creado muchos prejuicios en el espectador hacia el cine documental.
Elisenda Ardèvol: “Lo del trabajo de campo es algo que distingue también el cine documental etnográfico, en un cine basado en esta observación sobre el terreno y prolongada y en contacto y convivencia con la gente. No es llegar, filmar y luego montar cuatro imágenes, sino comprender con la mirada esa otra realidad. Por eso, he intentado mostrar que el cine documental etnográfico actual quiere romper con el hábito de la representación tradicional narrativa, que hay unas imágenes raras, que no entendemos, y es el antropólogo, el cineasta, quien nos dice cómo debemos ver para ver más desde dentro, para tender hacia un cine documental etnográfico que nos muestre la experiencia humana desde su comprensión, no sólo una explicación que a veces está cargada de terminología científica, que va muy rápida, y que apenas tenemos tiempo de asimilar”.
Muchos críticos tachan a Michael Moore de egocentrista porque aparece en sus películas y se convierte también en protagonista de lo que cuenta, cuando en el cine etnográfico siempre ha sido común que el director aparezca e interactúe con lo que ve, que pregunte a la gente y dé su opinión.
Elisenda Ardèvol: “Tanto en el cine etnográfico como en el cine documental en general se tiende a una posición más dialógica, más implicada del autor en el proceso de filmación. Mostrar al autor en cámara es una manera de que veas cómo está hecha la película y que veas la implicación que el autor tiene, y cómo mira también él. Es mirar cómo mira, no a través de la cámara, sino en sus propios ojos, y cómo se relaciona con la gente. Eso es muy importante dentro del cine etnográfico, y es un descubrimiento que el cine documental aplica para otros objetivos, quizá distintos del cine etnográfico, más reivindicativos. En el caso de Michael Moore es claro que él tiene una agenda política muy combativa y su intención no es explicar y comprender a la gente, sino mover al cambio social, que también es parte del trabajo etnográfico. Hay puntos de contacto, pero también algunas diferencias significativas entre una y otra forma de cine. De todas maneras, siempre que se muestre a la gente cómo se ha hecho una película y la implicación del autor, para mí es positivo”.
Elisenda Ardèvol mostró algunos ejemplos de cine etnográfico como Nanook el Esquimal o Cannibal Tours, película que en lugar de enseñar cómo se comporta una tribu, resalta cómo reacciona una persona en un lugar desconocido ("No hay nada más extraño en un lugar extraño, que el extraño que va a visitarlo"). Pero aparte de estos ejemplos, la profesora también habló de varios cineastas españoles dedicados a hacer cine etnográfico, como Eduald Serra, información que nos llamó la atención debido a las características de la industria del cine.
Elisenda Ardèvol: “El cine etnográfico es un género, dentro del género documental, muy minoritario, tanto en Europa, como en Asia..., y si cabe en España es aún, ciertamente, más minoritario. La distribución es muy difícil y muy compleja. Hay buenos trabajos de cine etnográfico a los que no tenemos acceso, simplemente porque están perdidos en un archivo de un museo o de una institución cultural, como las diputaciones, que tienen muchos trabajos de este tipo. Yo siempre digo que hay que hacer un esfuerzo de recopilación y de sacar a la luz todo este material que tenemos, analizarlo, criticarlo, y poder avanzar en nuestra propia mirada, desde aquí y para nosotros mismos, para plantearnos también nosotros lo tradicional. Es posible hacer cine documental desde una perspectiva etnográfica, y es posible hacer etnografía desde una perspectiva documental. No tienen por qué excluirse unos a los otros y caer en esa tentación en la que ha caído el cine etnográfico de separar ciencia, de arte, separar registro, de una función expresiva en el cine. Pienso que eso sí que poco a poco lo vamos superando”.
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Me ha hecho mucha ilusión saber que ganó el premio "punto de vista" el documental "chek point", un documental que a mi entender comparte este mirar etnográfico, esa mirada sintiente, cómplice de los protagonistas a un lado y al otro de la terrible y esperpéntica situación que nos hace ver y sentir la mirada de este cineasta.
ResponderEliminarElisenda
Elisenda, me ha encantado que te pasaras por aquí. Sí, nos impactó la madurez y el riesgo de la mirada del director de "Checkpoint". Ya sabes que estaremos aquí para lo que quieras. Cualquier cosa que te parezca interesante comentar será bienvenida. Un fuerte abrazo.
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