El director Terry Gilliam intentó durante diez años desarrollar y producir un proyecto llamado El hombre que mató a don Quijote. Por fin, en septiembre del año 2000, comenzó a rodar. Pero los problemas surgieron en seguida: los actores Johnny Depp y el francés Jean Rochefort, que interpretaba a don Quijote, no estaban presentes porque tenían que terminar antes otros trabajos; además, el equipo no se aclaraba entre el inglés, el francés y el castellano; y los ruidos de los lugares de rodaje no es que ayudaran, precisamente. Vamos, que así no había quien se entendiera. Y lo que parecía sólo mala suerte, se convirtió en poco tiempo en un desastre: hubo inundaciones que destrozaron los decorados y los equipos de filmación, y el actor principal cayó muy enfermo. Los documentalistas Keith Fulton y Louis Pepe grabaron todo el proceso y el resultado es Lost in La Mancha, la historia de una película que no existe.
Para contar lo que ocurrió, los realizadores piden a Guilliam que lea el guión ante las cámaras, junto al escaso metraje que logró rodar. Terry Gilliam es uno de los miembros del grupo humorístico Monty Phyton y una de sus características es que siempre le ha gustado dibujar. De hecho, en Lost in La Mancha, utiliza su storyboard para que podamos visualizar la película que tenía en la cabeza.
Terry Gilliam: “El tema de don Quijote me invade y me obsesiona para hacer el guión de una película desde 1991. Pero las fantasías sobre lo que supone este personaje estaban en mí desde mucho antes. Veía la película y la dibujaba constantemente”.
Por eso, que el director se decidiera a rodar era sólo una cuestión de tiempo. Siempre le ha interesado mucho la idea de la realidad confudida con los sueños y la imaginación, y también se ha sentido atraído por España y ha realizado varios vídeos humorísticos sobre la Inquisición Española. La historia de don Quijote lo englobaba todo, y lo del malditismo ya le sonaba desde el proyecto fallido de otro director imaginativo e inconformista: Don Quijote de Orson Welles.
Los directores Keith Fulton y Louis Pepe, que han realizado más documentales aunque se les conoce sobre todo por sus colaboraciones en películas de ficción como Tres Reyes o Ghost World, han hecho, con Lost in La Mancha, un drama sobre lo apasionante y lo dramático del proceso creativo. Y han contado con un equipo entre el que se encuentra Lucy Darwin, la agente internacional de Woody Allen, que se estrena como productora.
Lost in La Mancha es un documental que muestra todas las dificultades posibles que pueden surgir en un rodaje: desde conflictos personales dentro del equipo, hasta contratiempos climáticos y, por supuesto, el problema del dinero. Al director Terry Gilliam ya le precedía una fama de hidalgo soñador que luchaba contra los gigantes de la industria de Hollywood, cuando fracasó con su película Las aventuras del barón Munchausen.
Terry Gilliam: “En las últimas semanas la gente de Hollywood, no sé por qué, me dice: Oooooh, es horrible, lo sentimos mucho. Y yo les digo: ¡¡¡Noooo!!!, ¡¡¡venga ya!!! ¡Ya he tenido problemas antes y pienso hacer esta película!".
Lost in La Mancha es una película llena de sentido del humor, que refleja a la perfección el choque de una creatividad desbordante con la dura realidad. No hace falta ser director de cine para que cualquiera sienta con esta película la impotencia, el drama y la responsabilidad de un hombre acosado por dificultades insalvables como la enfermedad o la falta de dinero. Como afirma el productor ejecutivo de la película:
Bernard Bouix: “La batalla de don Quijote es una batalla contra la realidad. Y creo que hacer películas es eso, una batalla contra la realidad. Pero en este caso, la realidad ha sido más fuerte que el sueño”.
(Este es nuestro particular homenaje a Don Quijote de La Mancha. Nunca una película nos había insuflado tantos deseos de recuperar este libro).
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