El documental El cielo gira, que se estrenó la semana pasada, se proyecta en cuatro salas de cine de toda España. Bagdad Rap irrumpió ayer en dos cines, el mismo día que Anakin Skywalker nos mostró cómo y por qué se convirtió en Darth Vader. Bonita, y fatal a la vez, coincidencia. La venganza de los sith se ha estrenado en casi 700 salas.
La competencia es desleal por dos motivos: primero porque por mucho que a uno le interese conocer más cosas de la guerra de Irak a ritmo de hip-hop, si hay que pagar seis euros por la causa, la decisión caerá del lado oscuro, con el peligro de que la próxima semana ya no exista la opción de ver el documental porque no ha hecho caja suficiente; segundo porque existe la creencia de que para que un documental sea tal, cuanto más feístas sean sus planos y más se muevan las cámaras, mayor sensación de realidad habrá conseguido su autor. A propósito de este segundo aspecto, me ha hecho gracia el artículo del director Álex de la Iglesia, que se publicó ayer en el diario "El País", y del que copio este fragmento:
"La venganza de los sith es una película producida por el imperio, y nosotros no somos más que un pequeño planeta rebelde que pronto se verá reducido a cenizas por la maquinaria infernal del general droide lord Lucas. Mis compañeros Jedis de la profesión me preguntarán: ¿qué haces escribiendo un artículo para el reverso oscuro? ¿Has abandonado la fuerza? ¿Te vas a dejar arrastrar como Anakin? Y yo respondo cobardemente: me entran ganas. Me seduce el reverso oscuro. Dentro de mí hay odio y furia... hacia su poder omnímodo. Sala 25 de los Kinépolis. Estreno. Allí estoy yo con mis palomitas. En guardia, expectante, tenso. Y de pronto comienza. No, no estoy viendo cine. Ya no es cine, es una proyección digital, directamente de un disco duro. ¡Maldito Lucas! La imagen es de una nitidez alucinante, jamás vista hasta ahora. La belleza de la sabiduría droide me posee, me abduce. Nunca he visto nada igual. La fuerza de la técnica es sobrecogedora. Yo lucho, me aferro a mi asiento y me digo: no, ¡no! Es una estupidez americana, es un producto mediático que intenta destruir mi cerebro, yo soy infinitamente más inteligente que todo esto, ¡viva el cine de autor! Pero el lado oscuro es tan seductor... La imagen es tan hermosa...".
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