Como ya les informamos aquí, CinemaNet Europe y Parallel40 organizan todos los meses proyecciones de documentales de forma simultánea en varias ciudades europeas. Para los que estén o tengan pensado viajar a Cataluña, hoy pueden disfrutar de la película Los 3 espacios de la melancolía, de Pirjo Honkasalo, de la que les ofrecemos un pequeño reportaje para darles pistas sobre lo que van a poder disfrutar.
Desde la desintegración de la Unión Soviética, Chechenia, república del Cáucaso, vive marcada por dos guerras independentistas, las de 1994 y 1999. La realidad de los que allí viven es lo que intenta reflejar la película Los 3 espacios de la melancolía, de la finlandesa Pirjo Honkasalo, que ha ganado varios premios internacionales, tres de ellos en el Festival de Venecia de 2004. El documental está compuesto por tres capítulos: "El anhelo", "La respiración", y "El recuerdo", títulos que ya nos dan el tono vital de lo que va a ser la película. La primera parte se desarrolla en Kronstadt, una isla fortificada cerca de San Petersburgo, en Rusia. Allí descubrimos a unos niños que viven en la Academia Militar, y que siguen una rutina de disciplina estricta. A medida que vemos los entrenamientos y el aprendizaje en el uso de armas de los pequeños, se nos relatan sus historias personales.
Texto de la película: "Kolya tiene 11 años. Es de la ciudad de Novorossiysk. Su historia se desconoce. Kolya vivía por las calles recogiendo botellas. Mantenía a una mujer que él cree que es su madre. Pero la mujer dice que Kolya es huérfano. Kolya escribe poemas".
En "El anhelo", gracias a los primeros planos de los rostros de los niños, vemos que frente a la apariencia de orden y obediencia están unos chavales que asisten a sus clases con la mirada perdida, mentalmente ausentes. Niños que, desde que tienen uso de razón, viven en guerra, y que tienen que desenvolverse entre noticias como la del asalto checheno al teatro Dubrovka de Moscú.
Texto de la película: Voz e imagen de informativo de televisión: "Los terroristas, colocados como en un tablero de ajedrez, planeaban no dejar vivo a ningún rehén en caso de asalto. Hemos empleado medios especiales. Esto ha permitido neutralizar a las mujeres kamikazes que iban cargadas de explosivos. Además, los terroristas muertos llevaban 16 granadas F1, 89 granadas de fabricación casera, y un bazoca con el que dispararon contra los rehenes que huían. La explosión habría provocado el hundimiento de los palcos y los techos..., de todo el edificio".
El documental no justifica ningún acto, sino que muestra la sinrazón y la única opción de vida, de mala vida, que les queda a los niños. A Sergei, por ejemplo, de 14 años, sus compañeros le discriminan porque creen que es checheno.
Texto de la película: "Vi cómo los soldados abrían una fosa común para enterrar los cuerpos, y también estaba el cuerpo de mi padre. Entonces me di cuenta de que me había quedado solo, y me encerré. En Grozni, la guerra lo ha destrozado todo. [...] Seré militar. Yo sé lo que es una guerra. No me da miedo matar a la gente mala".
Los tres capítulos de Los 3 espacios de la melancolía tienen una continuidad de fondo de la historia, pero su tratamiento estético es bien diferente. La segunda parte, "La respiración", se desarrolla en Grozni, capital de Chechenia. Es una pieza encuadrada en blanco y negro en la que apenas hay diálogos, pero en la que las imágenes y la espléndida música de Sanna Salmenkallio son armas más que sugestivas y suficientes para contar la historia. En ella descubrimos a Hadizhat Gataeva, una mujer que recoge a niños huérfanos o con padres enfermos de entre las ruinas de Grozni para cuidarlos. Lo que provoca momentos tan desgarradores como éste:
Texto de la película: "Venga, no llores. Tu madre se pondrá buena y podrás volver cuando quieras. ¿Y tú? ¿Ahora no trabajas, verdad? Estás demasiado enferma. Los pozos de petróleo te matarán. Y por eso no puedes quedarte con los críos".
Y el tercer espacio, el capítulo llamado "El recuerdo", se desarrolla en la república de Ingushetia, a cuatro kilómetros de la frontera chechena. En esta pieza vuelve el color, más variado y con menos contraste que en la primera parte, y siempre en un tono pastel que envuelve el final de la película en un ambiente más triste, si cabe. Más desolado. Más desesperanzador. Y todo en los rostros bloqueados y atónitos de unos niños a los que les queda el peso de una vida entera por delante. Son Los 3 espacios de la melancolía, de Pirjo Honkasalo.
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