"El tren de la memoria"
Los jueves, si todo va bien, es decir, si la afluencia de público es suficiente, se podrá ver el largometraje documental El tren de la memoria, de Ana Pérez y Marta Arribas, en una de las salas del cine Princesa de Madrid y en las sesiones de las 18.30 y 20.30 horas. Si pueden no se la pierdan, porque esta película es buena, bonita e importante. De momento, dos buenas noticias: que ha ganado el premio del Jurado del Festival de Málaga y que la ha comprado Televisión Española.
El tren de la memoria no es otro que el tren que tomaron dos millones de españoles en los años 60 y 70 rumbo a Europa con el objetivo de mejorar su situación económica, de salir adelante, sin conocer el idioma, (es más, en un 80% eran analfabetos), sin conocer a nadie, ni saber lo que les esperaba.
Leonor Mediavilla: "La llegada a aquel andén..., para mí fue una impresión..., mira, me olvidé de mis padres, de mis hermanos, me olvidé de mí misma, porque no creías que aquello pudiera ser realidad, parecía una película... Aquel andén estaba cubierto de, mayormente, hombres, y estaba totalmente cubierto, unos sentados, otros tumbados, grupos, montones de maletas, de cartones, de todo. No sé si fueron instantes o minutos. Sentí vergüenza de mí misma, de verme en aquella situación, y pensé: si mis padres supiesen y viesen dónde estoy ahora no se perdonarían nunca haberme dejado venir". (Texto de la película).
Aquellos hombres y mujeres, muchas veces era la primera vez que salían de sus pueblos, y nunca habían visto ciudades tan bonitas, y al mismo tiempo tan frías, como Núremberg. En cualquier caso, eran extraños en un lugar extraño, y nunca tuvieron la oportunidad de integrarse en ese sueño social, económico y cultural.
Pedro Serrano: "Estas barracas se usaban, antes de venir las expediciones de españoles, como cuadrizas de caballos. Y entonces nos trajeron a los emigrantes aquí, y cuando aquello se acabó, se hizo la Sociedad Protectora de Animales y esto lo tenían como rehabilitación de los animales. La historia es así: animales, personas, animales... Lo próximo ¡no sabemos lo que será!". (Texto de la película).
Una situación que ocurrió hace cuarenta años, pero que se repite en cualquier lugar del mundo hoy mismo: los extranjeros que entran en un país y a los que se les acusa de acaparar los puestos de trabajo, la explotación, el racismo; en definitiva, la realidad y la complejidad de la emigración.
Josefina Cembrero: "Muchísima gente fue sin contratos, muchísima gente, a Francia sobre todo. Pasaban escondidos en furgonetas o cruzando incluso los Pirineos. Empezó un poco el abuso entre los propios compañeros a llevar gente como fuese, lo mismo que ocurre hoy". (Texto de la película).
Las directoras de El tren de la memoria, Marta Arribas y Ana Pérez, ya han trabajado en otras ocasiones en documentales y en programas de carácter social para televisión. Se sintieron obligadas a enfrentarse a este primer largometraje cuando conocieron a Josefina Cembrero, una de las emigrantes que ahora vive en España, aunque la mayoría, que viajaron para trabajar fuera unos meses, se han quedado allí 30 años. Josefina regresa en tren a Núremberg, donde trabajó en una fábrica textil, y allí se reencuentra con sus compañeros y amigos.
Marta Arribas: "Josefina había hecho ya todo un análisis y una especie de terapia consigo misma, y contaba la verdad, cosa muy difícil con otros emigrantes. Hablábamos con otros y nos contaban que habían estado muy bien, se habían creado una realidad para superar una situación dura. Pero Josefina de repente dijo no. Luego, el resto de la gente, hablando con ellos, se abrió".
Y es que en España se veían unas películas creadas ad hoc en las que el "jovencito español" intercambiaba jamón y cerveza con los alemanes, mientras bailaba sevillanas con ellos. Una integración, y una visión tópica, que nunca sucedió.
Marta Arribas: "Ha sido una labor ímproba porque hemos tenido que buscar por televisiones y archivos de imagen de toda Europa, porque aquí en España sólo había el NO-DO, con tomas muy folclóricas, y hemos tenido que bucear hasta dar con la verdadera historia, nuestra historia. La historia de España estaba por ahí, dividida, en otros archivos".
Son imágenes de archivo de belleza magnética, que junto a vídeos caseros y fotografías familiares refuerzan el recuerdo de estos ya hombres y mujeres maduros marcados por la emigración. Eran jóvenes inocentes explotados que empezaron a tomar conciencia de su situación, obreros en la Alemania de 1968 que, además, introducían divisas en su país de origen. Chicos y chicas que trabajaban para comer y comían para trabajar, en lugares donde existía el desarrollo y la libertad suficiente para poder reunirse y asumir compromisos.
Leonor Mediavilla: "Te haces un poco líder, o te hacen, no lo sé cómo se desarrolla eso, y entonces empiezas ya a defender casos y a luchar, y mi único material de trabajo o mi argumento era: no quiero saber nada de sus leyes, yo sólo conozco una, (y dice en alemán) que es la ley humana". (Texto de la película).
Coger ese tren, el tren de la memoria, no fue una decisión fácil. Para los protagonistas de este documental era quizá la única oportunidad de sacar a sus familias de una situación difícil de pobreza. Y dejarlo todo para viajar hacia lo desconocido implicaba, además de horas y horas de tren, no volver a ver a sus seres queridos.
Josefina Cembrero: "Núremberg, 15 de marzo de 1962. Queridos todos: Ahora mismo terminamos de recibir su carta por la cual vemos que todos se encuentran bien, de lo que nos alegramos. Ayer recibió Tere el paquete, y por lo tanto el salchichón, que ya casi no queda nada. Escriban pronto diciendo si llegó el dinero. La semana pasada mandé 200 marcos, pero no pude ir al banco y lo mandé por correo. ¿Qué tal estáis pasando la Semana Santa? Aquí hemos tenido un buen tiempo, cosa extraña. Hemos pedido permiso para ir por la fiesta de san Antonio, pero nos han dicho que no nos lo conceden. Ya veremos qué pasa. Bueno, escriban pronto, un abrazo, y felicidades. Con cariño, a la mamá de la casa". (Texto de la película).
Los que se quedaron allí añoran España y todo lo que dejaron. Los que han regresado tienen su corazón allí y no siempre se han sentido comprendidos y aceptados por los familiares y amigos que prosperaron aquí, en un entorno propicio, gracias a ellos. Siempre se les reprochará algo y, hoy por hoy, no se les ha agradecido su esfuerzo. Quizá, El tren de la memoria, sea un buen primer paso.
Victoria Toro: "Hoy le llevas una chaqueta a un hombre y te la tira a los hocicos. Pero mi padre no había tenido nunca una chaqueta. Le llevé una chaqueta. Ay, pobrecito mío, qué contento estaba. Se veía tan feliz y tan grande con aquella chaqueta. Yo creo que las primeras botas y los primeros anoraks, los primeros pantaloncillos que se vieron en el pueblo eran de mis hermanos, que era todo poco para llevárselo. Ante todo estaban los míos, costara lo que costara. Y yo nunca, nunca dije a mis padres ni a mis hermanos lo que me estaba costando". (Texto de la película).
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