"La isla": Ficción con insertos de realidad
Está claro que el cine bebe y respira de lo que ocurre a nuestro alrededor; desde lo más trascendente a lo más absurdo, la realidad se cuela entre el celuloide hasta cuando el guión es de ciencia ficción. Ahora, el director Oliver Stone prepara su película sobre el 11 de septiembre. Aquel día yo trabajaba en una agencia de noticias y nuestra jefa se dedicaba a perfeccionar nuevas técnicas de mobbing. Por las caras de mis compañeros supe que estaban viendo en el televisor algo fuera de lo normal. Recuerdo aquella frase de incredulidad: "Debe ser una película de efectos especiales". Pero no.
Aunque Stone se lleve la fama, para mí es Wim Wenders el primero que ha realizado una película de ficción, reflexiva, valiente, crítica y sin cadáveres, sobre los motivos y las consecuencias de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York. Se trata de Tierra de abundancia. Pero bueno, no me propongo escribir aquí un ensayo sobre los límites de la realidad y la ficción, sino más bien plantearles una pregunta derivada del impacto que me ha producido ver en un filme de acción como La isla, de Michael Bay, insertos de la vida real de sus protagonistas. (Nota: Altamente recomendable dejar de leer aquí si no se ha visto la película).
En American Splendor, las secuencias de ficción multiplicaban su efectismo cuando eran interrumpidas por la persona real, el guionista de cómics Harvey Pekar, que se paseaba por la pantalla y hablaba con los actores que le interpretaban a él y a su familia. En La isla, los personajes-clones se encuentran con imágenes, no de la vida de sus dobles, sino de la vida real de los actores, a saber: la campaña publicitaria de Scarlett Johansson para Calvin Klein (el perfume se llama "Eternity Moment", qué más se puede pedir en una película de clones); y un hombre con dinero, de acento escocés y gran aficionado a las motos, características todas del actor Ewan McGregor (ojalá podamos ver el documental que rodó en su viaje en moto por el mundo). ¿Por qué en este caso el juego de ficción - realidad resulta tan raro, tan falso, tan extravagante?
1 comentarios:
Parece que cada plano de esta película está pensado para dar publicidad a un producto distinto. Lo último que importa es la historia. Da un poquito de vergüenza.
De Anónimo, A las 4:37 p. m.
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