Para la mayoría de los urbanitas que comemos por estas fechas paté de oca o huevos de codorniz, pero que no hemos visto ni una oca ni una codorniz volando en nuestra vida, nos puede parecer que un camello que llora a lágrima viva es sólo un efecto especial más en el cine.
Sin embargo, el llanto desgarrador del desierto no soy yo cuando madrugo, sino que es una camella que lo está pasando mal porque lleva dos días enteros sin poder dar a luz a la cría que lleva dentro. Cuando nace, la madre se siente tan extraña y tan alejada del recién nacido, que lo rechaza. Y es que La historia del camello que llora es la increíble historia de cómo nos parecemos los humanos al resto de animales, incluso en los sentimientos.
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En una zona perdida del Desierto de Gobi, al sur de Mongolia, una familia de pastores nómadas convive con sus animales, sobre todo ovejas, cabras y camellos, a los que cuidan y respetan. Hasta allí se acercaron los directores de documentales Byambasuren Davaa y Luigi Falorni, que quisieron captar con la cámara un antiguo ritual mongol: el de calmar a los animales con música. La leyenda dice que este ritual tiene como efecto hacer que el camello llore. Algo que a la directora, como es normal, siempre le ha parecido un misterio:
Byambasurem Davaa: "No sé si hay una explicación científica para este fenónemo, lo único que puedo decir es que desde hace cientos o miles de años, lo hacen así y funciona".
Y lo que hacen es lo siguiente: acercarse con mucha cautela, acariciar al camello para que se tranquilice y cantar repitiendo una y otra vez la palabra HOOS. Una palabra que no tiene ningún significado, sólo un efecto sonoro, y que forma parte de una canción que cambia de palabra según el animal del que se trate.
El caso es que con la excusa de rodar este momento, en el que, literalmente, la música amansa a la fiera, La historia del camello que llora se convierte en una pequeña ventana por la que podemos ver cómo se vive al otro lado del mundo. Y descubrimos un día a día en apariencia muy diferente al nuestro porque se basa en la relación con la naturaleza, en las tradiciones, y en la unidad familiar.
Rodar todo esto en medio del desierto no fue nada fácil. Todo el equipo enfermó y soportó vientos de 150 kilómetros por hora y caídas de temperatura de hasta 30 grados en una tarde.
Byambasurem Davaa: "El presupuesto para hacer esta película no era muy alto, así que no tuvimos mucha oportunidad de hacer pruebas con la cámara. Fuimos para allá con un equipo pequeño durante dos semanas para ver el terreno. Volvimos después de un mes con el equipo entero y empezamos a rodar con mucha cautela y pocas horas al día. Pero cuando el tiempo lo permitía, no debíamos parar".
La historia del camello que llora es una película pausada, de realización muy sencilla y sin grandes aspavientos, que da importancia al paso del tiempo, y que puede recordar un poco al estilo del mítico documental Nanook el esquimal, ya que además se recrean ciertos aspectos de la vida cotidiana de una familia pero, en esta ocasión, con los usos y costumbres de los mongoles.
Byambasurem Davaa: "Lo que se muestra en la película y tal como se presenta es realmente su vida cotidiana, y casi no habríamos podido plasmarlo de una manera más fiel"
Una de las secuencias que destacan en el documental es la del niño que está acostumbrado a entreternerse con las fábulas que le cuenta su abuelo, pero un día descubre que hay otros niños que tienen electricidad y que disfrutan de un invento fascinante y maravilloso: la televisión. Y ya no hablemos de las hamburguesas, la ropa de marca o los videojuegos...
Byambasurem Davaa: "No parece que la sociedad de consumo vaya a destruir estas formas de vida, pero está claro que el consumismo y las nuevas tecnologías, como hasta una televisión, van a influir. Habrá un cambio en estas familias, y al final se verá si el cambio ha sido positivo o perjudicial".
Lo que vemos en esta película es que, en el mundo de los pastores nómadas, lo importante no es el dinero, sino la espiritualidad, la familia y el sentido religioso. Pero no se asusten, porque La historia del camello que llora no es un documental de animalitos ni de pastores que de vez en cuando rechistan a alguna oveja. Vale que no sigue el estilo comercial americano de acción y tiros y bromas escatológicas, pero seguro que se emocionarán y también se reirán con la sencillez apabullante de esta película. Nada de lágrimas de cocodrilo, estas son lágrimas de verdad, es La Historia Real del camello que, como usted y como yo, llora cuando le falta el cariño de su madre.
La historia del camello que llora es uno de los doce documentales preseleccionados para optar al Oscar al mejor documental (aunque la directora confiesa no tener ninguna esperanza en ganarlo), y se ha estrenado en los cines de España el 10 de diciembre.
* Este reportaje forma de los contenidos del programa de radio La Hora del Documental, dedicado en exclusiva al mundo de los documentales.
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