En “La Hora del Documental” siempre nos ha gustado bucear en la producción de cine de no ficción de otros países, para descubrirles esas excelentes películas que, no por ser buenas, son conocidas aquí. Pero este año, nos hemos propuesto un reto muy personal: Presentar, de la mejor forma y dándole la mayor repercusión posible, una colección de esas películas documentales españolas, de los años 60 y 70, e incluso de los 80, que no es que no existan, sino que no se conocen. Si piensan en títulos de esa época, ¿qué les viene a la cabeza? Seguro que sólo “El desencanto” (1976). Es como si, durante un tiempo, directamente, no se hubiera hecho cine documental en España. Y no es cierto. Se hizo. Y muy bueno. Eso sí, no está editado en dvd, no se programa en las televisiones, total, que no está al alcance de la gente. Pero sólo hay que encontrarlo y desempolvarlo, ahí es nada, porque existe. Aquí y ahora comenzamos una serie que esperamos que les guste y que llegue a buen puerto. La vamos a llamar “Tesoros olvidados del cine documental español”.
Para empezar, parece mentira pero, sí, todavía arrastramos secuelas navideñas, y hemos pensado hablarles de juguetes. No de los juguetes normales, los que hacen furor en las consolas, ni los que consuelan. No, son otros juguetes los que a nosotros nos gustan: Los “Juguetes rotos”.
Después del gran éxito de “Del rosa al amarillo”, y antes de la comedia “No somos de piedra”, en la que Alfredo Landa interpretaba uno de sus primeros papeles protagonistas, Manuel Summers, que por entonces era una persona muy popular, dirigió una historia muy distinta a la comercialidad de esos trabajos y, sobre todo, escribió una historia muy personal.
Texto de la película: “Hoy, en un viejo libro de texto, he vuelto a encontrar un cromo tuyo de los que entonces, cuando niño, tenía repetido. Porque éste eres tú, Guillermo Gorostiza, “Bala Roja”. Y ya..., ni me acordaba de ti. Perdóname. Por eso me he preguntado, ¿dónde estás?, y he salido a buscarte. Hasta he ido a una agencia de información y he pedido algunas fotografías tuyas. Sólo tenían tres y, las que tienen, son de las que yo tenía repetidas, de cuando tú jugabas al fútbol. Y me han dicho que sólo las tienen por si algún día te mueres. Ahora que puedo, quiero hacer una película contigo. Una película tuya”.
El director Manuel Summers falleció en el año 1993, pero su sobrina, Carmen Summers, nos cuenta cómo comenzó la historia de “Juguetes rotos”:
Carmen Summers: “Bueno, siempre tuvo muchos cromos, y era muy aficionado a coleccionar muchas cosas. La película comienza con un niño que mira cromos de fútbol, y el niño se pregunta que dónde está Guillermo Gorostiza. El niño es un trasunto de él mismo, que se preguntó dónde estaría ese hombre, que había sido jugador de la selección”.Texto de la película: “Guillermo Gorostiza, cinco veces campeón de Liga, cuatro veces campeón de Copa, extremo izquierda de la selección nacional española durante doce años”.Carmen Summers: “Entonces él se embarcó en su búsqueda porque, en principio, la película era sobre la búsqueda de este hombre, exclusivamente sobre la búsqueda de Gorostiza, se planteaba como una especie de road movie, de qué hacer, dónde rodar todo el proceso, ir hasta Bilbao, y buscarle preguntando por él. Se fueron sin guión, se fueron, simplemente, en busca de este señor, y estuvieron en Bilbao hablando con el equipo de fútbol, se enteraron de que vivía en un pueblo, se fueron enterando de dónde estaba, y fueron rodando todos los pasos. Y un día que estaba el equipo comiendo en un bar, en una especie de restaurante típico vasco, pues de repente apareció un señor con una boina, con mucha cara de vasco, y dijo que era él, dijo que era Gorostiza. Con lo cual, se pusieron muy contentos, pero por otro lado se quedó mi tío un poco triste porque él quería haber rodado ese momento”.
Texto de la película: “-Oiga, ¿usted conoce a Guillermo Gorostiza? –Sí, sí, en el hospital, en el hospital asilo de ahí abajo. –No es posible, Gorostiza. Tú no puedes estar aquí”.
Carmen Summers: “Estuvieron hablando con él, y luego ya partiendo de ese contraste tan grande entre lo que había sido este señor y dónde estaba ahora, pues decidieron buscar el destino, en ese momento, de otros personajes que habían sido muy grandes”.
“Juguetes rotos” es una historia especial, rodada en blanco y negro para despojarla de adornos superfluos, una historia en la que se escucha la voz del director, que hace preguntas a sus protagonistas, una voz que nos enseña un ramillete de personajes en la última fase de su vida, en el ocaso de una carrera que vio el éxito seguido del absoluto olvido. Pero en una línea no tanto del “qué pasó con”, sino en el sobrecogedor descubrimiento del “qué queda de”.
Texto de la película: “-Ricardo, ¿qué le parece a usted la vida? -¿Que qué me parece la vida? Ahora, a mí, me parece muy diferente a la de antes. Aquello era vivir, hoy no, hoy vivo porque tengo a una persona que me quiere mucho, ¿verdad?, y no puedo estar a otra cosa ya. -¿Y la vida de antes? –Ya no hay que pensarlo, lo de atrás está todo pasado ya. -¿No se acuerda nunca? –Me acuerdo, pero es para deshacerme, para ponerme malo. Yo antes tenía muchos amigos. Hoy no tengo a nadie”.
Paco Summers, hermano mayor del director, presenció el doblaje de la película, y cuenta así su experiencia:
Paco Summers: “Lo del doblaje, que estuve con Carmelo Bernaola, pues fue gracioso porque Bernaola improvisaba mucho. Él hizo la música de fondo".
“La Hora del Documental”: Hay unos silbidos ahí...
Paco Summers: “Sí, ése es él, es Carmelo silbando. Le decía Manolo: ‘Pon una cosa más íntima, que sea más bonita’. Y se le ocurrió esto en la parte de ‘El Gran Gilbert’, que es la primera historia y la que más me gusta”.
Texto de la película: “-Gilbert, nos gustaría hacer la película con usted en su casa. –Mi vida particular, interiormente, nadie la ha comprendido. Hay quien me hace millonario en mi Barcelona, ¿me comprende? Y ese enigma yo no lo quiero desvelar, a nadie le importa nada, yo, qué, ni cómo, ¿me comprende?”.
El cantante “El Gran Gilbert”, que seguía la tradición de la música francesa de Maurice Chevalier, y el futbolista Guillermo Gorostiza, que murió el mismo año que se realizó la película, en 1966, son sólo algunos de los protagonistas de “Juguetes rotos”, porque también aparece, por ejemplo, una figura de otra de las grandes aficiones de Manuel Summers, y que también ha seguido su hijo, David Summers: El boxeo.
Texto de la película: “En un cuadrilátero improvisado en la plaza de toros de El Escorial, se celebra una reunión pugilística donde reaparece el popular boxeador español Paulino Uzcudum. Es ésta su última actuación en tierra española, pues va a embarcar para América Central, donde piensa realizar varios combates en esta breve etapa de reaparición. Su contendiente es el santanderino Rodolfo Díaz, veterano también en los anales del boxeo”.
Veteranos, sí, como los boxeadores Hilario Martínez y Ricardo Alis, y también como el torero Nicanor Villalta, uno de los ídolos de la sociedad del momento.
Texto de la película: “Actualmente, en España, hay más de cinco mil muchachos autorizados para torear. Más de cinco mil muchachos..., casi niños..., que buscan el triunfo. Más de cinco mil...”.
El periodista Tico Medina trabajó en el guión de “Juguetes rotos” junto a Manuel Summers, en una colaboración muy estrecha, que ya venía de la complicidad surgida con el director en la película “La niña de luto”, y que sólo era el principio de una carrera de fondo, la de ese amante del cine que dejó tantas buenas películas por hacer. Aparte de las gamberradas que planearon juntos, como..., bueno..., la de dar la vuelta al mundo en calzoncillos. Así que, como se imaginarán, si hablamos de “Juguetes rotos”, no pueden faltar las declaraciones de Tico Medina.
Tico Medina: “Sí, Manolo, que era un genio, un genio..., pues era una persona... Yo, a veces, abro mis cosas y me encuentro dibujos de él, fotografías de él, cosas de él realmente maravillosas. Fue un personaje estupendo y yo estuve muy cerca de él pues prácticamente hasta la muerte. Nos entendíamos mucho, él era de Huelva, yo soy de Granada, y nos entendíamos muy bien. A él se le iluminaban los ojillos en seguida cuando se le ocurría algo. Tenía una libretita y ahí apuntaba las cosas. Yo también. En las libretas dibujaba las películas casi plano por plano, fíjate lo que te digo. Como un cómic. Dibujaba todo porque pintaba muy bien, como pinta su hermano Guillermo, por ejemplo, que pinta extraordinariamente. Pero el hecho en sí de Manolo era eso, que era un divertimento trabajar con él. Luego tenía ratos de muy mal humor, pero a mí me dejó una huella, realmente, no sólo inolvidable, sino irrepetible en todos los aspectos. Era una alegría y una gracia estar al lado de Manolo. Aunque a veces tenía una cosa muy difícil, que era cuando decía la verdad. A veces decía: ‘Hoy voy a decir toda la verdad’, y entonces era muy difícil ir con él a ningún lado, porque decía la verdad, y era horroroso, porque decía ‘¡Este vino es un mierda!’, y nos teníamos que ir todos corriendo. Era un monstruo, era un personaje al que yo quise como a un hermano”.
Tico Medina cuenta que para él ésta es una película periodística, ya que recoge muchos artículos de prensa del momento, sobre la pobreza de la gente, sobre las figuras emergentes del futbol, de la canción, y la importancia de la publicidad en la creación de estas figuras. Vamos, una realidad que se podría considerar muy actual, como si la sociedad española, a día de hoy, no hubiera cambiado tanto.
Texto de la película: “-Vamos a ver, ¿conoce usted a Mozart? –No. -¿Y conoce usted a El Cordobés? –A El Cordobés sí, mucho. -¿Y a El Viti? –También. -¿Y a Bahamontes? –También. -¿Bahamontes qué es? –Corredor de bicicletas, la máxima figura de... -¿Usted lee mucho? –Pues no. No, porque no tengo tiempo. –Pero los periódicos sí, ¿no? –Sí, veo la..., algo, pero poco. -¿Y qué es lo que más le gusta del periódico? –Yo siempre veo esto de la tauromaquia. –Lo de la tauromaquia. –Sí, es lo que más me gusta. -¿No sabe usted cómo se llama de nombre El Cordobés? –Cómo no lo voy a saber, Manuel Benítez. –Manuel Benítez. ¿Y de dónde es él? –De..., a ver si caigo..., ¡Palma del Río! –Palma del Río, muy bien. Bueno, y..., ¿usted sabe quién es Picasso? -¿Picasso...? Pues no caigo. -¿Y sabe usted quién es Di Stéfano? –Un jugador de fútbol. –Muy bien. ¿Sabe en qué equipo está? –En el Espanyol de Barcelona... (a la gente de detrás) Callaros, coño. –Corta, corta”.
El guión de “Juguetes rotos”, aunque se construya con la realidad, es un guión muy ficcionado, muy cinematográfico. Estamos hablando de los años 60 y nos encontramos con un guión muy moderno, lleno de hallazgos incorporados en el montaje, que se han repetido hasta la saciedad en posteriores películas.
Texto de la película: “(Suenan campanadas) Son las ocho, Gorostiza. (Cada campanada es un azote al que le acompaña un plano de la situación real del futbolista). Sí, eres tú, Guillermo Gorostiza, ‘Bala Roja’, el mejor”.
Tico Medina: “Eso es, es una película actual. Y es una película actual, porque las leyendas..., tratar a las leyendas en el momento de la gloria, y ahora que estoy ordenando mis memorias un poco, las leyendas siempre tienen su propio resplandor, pero ese resplandor, cuando está instalado en el olvido, es realmente un tema extraordinario. Yo le llevé ‘La niña de luto’, por ejemplo, a Fidel Castro, y se la pasé, y la vimos juntos los dos, en La Habana, hace muchos años, juntos, los dos solos, en un cine, en la madrugada. Pero no me atreví a llevar ‘Juguetes rotos’ porque eran cuatro o cinco personajes muy nuestros y podía ser que no supiera quiénes eran, porque esos personajes en España, hace 40 años, todavía tenían el resplandor de lo inmediato”.
Aun así, la película no caló entre el público y significó una ruina económica para el director. Tico Medina cuenta también anécdotas que él vivió en primera línea, como que, por ejemplo, el productor, Cesáreo González, se llevaba las manos a la cabeza después de un visionado en su oficina de la calle San Bernardo: “¡Pero estáis locos!, ¡cómo voy a producir esto, si no va a ir nadie a verlo, si es un dramón!”. Bueno, González tuvo buen olfato, porque la película fue un fracaso en la taquilla, aunque quien la veía la consideraba una auténtica joya, una obra de culto, la crítica la apoyó, y ganó el Premio Especial del Jurado en Valladolid y estuvo en festivales en Francia y en Alemania. También el estreno, en un cine de la Gran Vía de Madrid, fue todo un acontecimiento entre la farándula.
Lo recuerda Tico Medina: “Todos los protagonistas de la película, todos juntos en el cine, con Imperio Argentina. Lo presenté yo. Fue un momento inolvidable. Reunir allí arriba a todas aquellas personas, e Imperio Argentina diciendo que a ella le hubiera gustado trabajar en la película. Y hace 40 años era uno de los grandes momentos de Imperio. Pero aquel cine, puesto en pie, fue una cosa verdaderamente increíble”.
“Juguetes rotos” es un ajuste de cuentas con el olvido, y nos recupera a unas personas para devolverles a su lugar de “protagonistas” de sus vidas. Lo que en otras películas se podría haber hecho para fomentar la carcajada obscena y abandonar a los personajes en el ridículo, aquí se dirige desde la admiración y el cariño, desde una profunda ternura. Además de demostrar, como en sus otras películas, que el director se identificaba de una manera muy fuerte con la gente joven.
Paco Summers: “Con los niños y con los viejos, porque Paulino tendría 80 años, y Gorostiza otros 80, yo creo que eran todos octogenarios. Manuel hizo una película que se llamaba ‘El viejecito’, como parte de las prácticas que se hacían cuando terminaban la carrera. En su promoción también estaba José Luis Borau, que hizo una película muy bonita, estaba Miguel Picazo, Basilio Martín Patino. ‘El viejecito’ es un corto, tendrá veinte minutos, y es un viejecito que se encontró Manuel, José Vicente Cerrudo, que luego empleó en dos o tres películas más, como en ‘Del rosa al amarillo’. Al viejecito se le aparece la muerte y le dice que por lo menos le deje un par de días de tiempo y se va al parque del Retiro a hablar con la gente. Cuando le llega la hora, la muerte le dice: ‘Ya te he esperado muchísimo, venga, vámonos’. Se montan en un autobús de dos pisos y se van”.
Texto de la película: “Adiós..., campeón”.
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