Hoy se estrenan dos documentales en los cines: Cineastas contra Magnates, del catalán Carlos Benpar, y La piel vendida, del valenciano Vicente Pérez Herrero. Voy a ocuparme ahora del primero porque es al que le doy más nota.
Un amigo mío dice que Cineastas contra Magnates bien podría llamarse Cineastas contra "Mangantes" y, además de hacerme mucha gracia, tiene toda la razón. En los últimos meses, directores como Juanma Bajo Ulloa (Frágil) o Ramón Salazar (20 centímetros) se han quejado de las presiones de los productores para cortar y hacer cambios en sus películas. La lucha director - productor viene desde que se inventó el cine. Pero el documental Cineastas contra Magnates va más allá porque habla de las manipulaciones que sufre una película una vez acabada, con el fin, claro está, de ganar dinero. Lo explica el director:
Carlos Benpar: "Los magnates no son los productores. Los magnates son todos estos parásitos que viven de lo que hicieron sus abuelos. Son los dirigentes de la Warner, los dirigentes de la Fox, que viven de todas las cosas que hicieron sus abuelos, y que a mí me cobran 5000 dólares por dejarme treinta segundos de una escena de El manantial, de King Vidor, en la que, precisamente, se habla contra ellos. Y que cuando se la pido no saben qué es y ni si es suya, y tardan una semana en mirarlo en los archivos. Estos son los magnates y son los que dominan. Burt Lancaster dijo que el productor y el director, ambos, aman su película, uno de una forma y otro de otra. Pero cuando la película ya está hecha y camina sola vienen las manipulaciones".
La idea de Cineastas contra Magnates surgió en 1987, cuando se organizó en Barcelona el Congreso sobre "Preservación de la Obra Cinematográfica". Asistieron directores europeos y americanos, y firmaron un Manifiesto, que poco después se convirtió en la Declaración de Delfos. Por cierto, que el documental comienza con una narración desde el anfiteatro de Delfos, en Roma. Pero a lo que íbamos. La Declaración, que lee en la película la actriz Liv Ullmann, dice así:
"Los autores de cualquier parte del mundo tienen derecho a reclamar con su nombre sus obras y a que, una vez que se comercialicen, se conserven en la forma en la que fueron creadas. No pueden ser editadas, cortadas ni modificadas de ninguna manera".
Al año siguiente, en 1988, el director de Cineastas contra Magnates, Carlos Benpar, denunció a Televisión Española por emitir la película de Anthony Mann, Hombre del Oeste, en un formato diferente al original, que impedía ver los planos en su totalidad al mostrar otra perspectiva.
Carlos Benpar: "Básicamente, la denuncia cumplió su función desde el momento en que salió en la prensa, y sobre todo por un artículo de Ángel Fernández Santos que hizo que la que entonces era Directora de la Televisión, que era Pilar Miró, organizara un pequeño follón dentro de la Casa, y se puso en marcha en seguida para que la película se volviera a emitir en su formato. Ella misma telefoneó a Ángel Fernández Santos y le dijo que sí, que teníamos razón, y que esto no volvería a pasar".
Cineastas contra Magnates es un viaje por Estados Unidos, Italia, Suecia, la India y España para recoger los testimonios de los directores que suscribieron el Manifiesto a favor de una ley que protegiera sus autorías.
Carlos Benpar: "Todos los cineastas que salen, no son los que a mí, por una razón o por otra, me gustan. Sino que son aquellos que han estado en esta lucha. Por lo tanto, lo que les pedía era algo muy concreto que yo sabía que habían hecho. Lo que dicen los directores americanos es exactamente lo que dijeron en el Congreso. Hay algún director que sí que está porque siento un gran amor hacia él y la película era una excusa para conocerle, como es el caso de Richard Fleischer, que ha llenado mi infancia de una manera extraordinaria".
Así, aparecen en la película grabaciones de los fallecidos Federico Fellini, John Huston y Burt Lancaster, y otras más recientes como las del hijo de Vittorio de Sica, Manuel de Sica, Sydney Pollack, Milos Forman, que denuncia que por la ley de Estados Unidos el autor no es el director, sino el que posee el copyright, o como esta declaración de Woody Allen:
Texto de la película: Woody Allen: "No creo, por ejemplo, que en los Estados Unidos, yo pueda comprar un Picasso y llevármelo a casa, y entonces mutilarlo, o pintar encima, cambiar los colores o lo que sea, y poner de excusa que es de mi propiedad, que pagué por él".
Una de las cuestiones que más preocupan en el documental es la exhibición de los filmes con un formato estándar. Luis García Berlanga, por ejemplo, no sabía que su película Bienvenido Mr. Marshall se había proyectado en algunas salas en cinemascope y que, por tanto, no todos los actores figuraban en la pantalla. Berlanga es muy claro al respecto cuando la narradora se lo explica:
Texto de la película: Luis García Berlanga: "Qué barbaridad el cinemascope de los cojones".
También se explican algunas de las nuevas y sofisticadas o cutres técnicas para que una cadena de televisión pueda incluir más publicidad dentro del espacio asignado a la emisión de una película.
Texto de la película: Narradora Marta Belmonte: "Es un artefacto llamado Lexington Audio Time Compressor que tiene la habilidad de acelerar la visión de un filme por televisión hasta un diez por ciento de su velocidad normal, aparentemente, sin que lo note el espectador".
Esta narradora hila las explicaciones didácticas, con los testimonios y con unas secuencias de ficción en las que se recrea la desesperación del pintor Juan Fernández Navarrete ante la decisión de Felipe II de cortar los laterales del cuadro "Última cena", de Tiziano, para colocarlo en una pared preferente de El Escorial, el refectorio del monasterio. El objetivo de las secuencias de ficción no es otro que demostrar que la manipulación artística, igual que cuando se arrancaban hojas de los libros, viene de lejos.
En Cineastas contra Magnates cada explicación sobre formatos, artefactos y abusos va suscrita con multitud de ejemplos de adulteraciones que se han cometido de las obras de los grandes maestros, sobre todo en los distintos canales de televisión, por una cuestión de dejadez o de conveniencia económica. Esta sería la diferencia, por ejemplo, entre la actuación original de Francisco Rabal y la versión acelerada emitida en televisión.
Texto de la película: Francisco Rabal: "Quién sabe en qué hubiera llegado... Quién sabe en qué hubiera llegado a convertirse en su compañía. Los individuos así como éste... Los individuos así como éste... no traen nada bueno a nadie... no traen (más despacio, y por tanto con más intención dramática) nada bueno a nadie".
Otras cuestiones discutidas son la del coloreado posterior de las obras, los cambios en la música original, los letreros con mensajes informativos o de promoción de otros programas de televisión que aparecen en las películas, los cortes publicitarios en plena tensión emocional y narrativa, las adaptaciones cinematográficas de libros y, cómo no, los desmanes del doblaje.
Carlos Benpar: "Yo lo que censuro es el doblaje de una película italiana o francesa que viene con la versión que ha decidido el director, y se cambia al castellano con las alteraciones que eso significa. Hay un caso de Billy Wilder, Stalag 17, que es la historia de un campo de concentración en el que hay un traidor, y el traidor es un alemán infiltrado. Pues para vender la película a Alemania, en el doblaje hicieron que el infiltrado fuese un polaco".
Temas muy delicados porque, por ejemplo, Cineastas contra Magnates ha sido doblada del catalán al castellano, pero por decisión del director, así que no se vulneraría su sello de autor, pero sí quizás el de los actores...
Carlos Benpar: "En Cinema Paradiso, el actor Philippe Noiret pidió al productor que a Cannes fuese la versión francesa, porque en la versión francesa hablaba él y podía optar al premio del Festival, pero si estaba doblado no. Aunque claro, el productor y el director no lo aceptaron y fue la versión italiana porque entendían que la acción ocurría en un pueblo italiano y que la versión original, aunque fuese doblada, era la italiana".
O la parte de propiedad moral que corresponda a los guionistas...
Carlos Benpar: "El día 6 de este mes ha muerto el guionista de Los pájaros, Evan Hunter, y este hombre me contó cómo trabajaba con Hitchcock. El director por la mañana, almorzando, le decía todo lo que quería, el hombre se iba a casa a escribir, y volvía con tres escenas con variantes. Entonces Hitchcock le decía: 'Aquí quiero que el protagonista le diga a la chica su profesión, que es abogado, pero que se lo diga con un chiste'. Y el guionista volvía por la tarde con tres situaciones, con tres chistes. Era plenamente consciente. Y si no, se da el caso de Billy Wilder que se hizo director por eso, porque le fastidiaba que le cambiaran los guiones".
En el año 2000 se puso en marcha el proyecto y en 2002 empezó el rodaje de lo que es una película que, por cuestión de metraje, se ha dividido en dos partes: la que se puede ver ahora, Cineastas contra Magnates, y Cineastas en Acción, que se estrenará en cines después del verano. En esta segunda parte se profundizará, por ejemplo, en los juicios que ha habido sobre la manipulación de obras audiovisuales, y en los casos de películas censuradas de forma digital. También figurarán grandes nombres del cine como Martin Scorsese o Bernardo Bertolucci.
Carlos Benpar: "En la segunda parte hay un giro hacia el punto de vista del espectador. Creo que las autoridades y en la Administración se equivocan al decir: 'No compre usted un dvd pirata porque está perjudicando a la industria'. Eso es absurdo. A mí qué me importa comprar una película americana pirata que esté perjudicando a su Compañía. En todo caso deberían decir: 'No compren dvds piratas porque están muy mal de calidad'".
Benpar defiende que el espectador "juegue" con la obra y haga los cambios que quiera, pero para disfrute personal, que no se comercialicen los cambios que alteren el sentido y la estética que el director quiso dar a su película.
Carlos Benpar: "Se ha llegado al extremo de que se ha editado, no sé si en España, pero en Estados Unidos sí, Intolerancia, de Griffith, de una forma absurda. Es una película muda que narra cuatro casos de intolerancia, con un montaje intercalado: un caso que ocurre en Babilonia, con otro que sucede en la época actual, en la época actual de los años 20, cuando se hizo la película. Pero en este dvd, el espectador puede ver todo el episodio de Babilonia seguido. Esto atenta totalmente contra el montaje original. No tiene sentido. Es criminal".
Pues pueden ver desde ya un documental que pone en conocimiento del público los entresijos de la manipulación audiovisual, que le hace ver con otros ojos la televisión, que de una forma didáctica expone ejemplos claros y muy expresivos del valor artístico, frágil y a la vez poderoso, universal e inmutable, de la obra cinematográfica: Cineastas contra Magnates.
Informe, pregunte, comente.