Las Películas Documentales. Aproximaciones a la Realidad.
martes, febrero 26, 2008
Pensar sobre cine documental
Les informamos de varias actividades relacionadas con el cine documental, que se celebrarán en Barcelona y en Madrid.
Observatorio de Cine, Barcelona (calle Sicilia, 265):
Seminarios de cine documental: "Talleres de reflexión intensivos a cargo de tres de los más prestigiosos realizadores del documental de creación contemporáneo. Isaki Lacuesta, Ricardo Íscar y Mercedes Álvarez dictarán en los meses de marzo, abril, y mayo, respectivamente, estos seminarios concebidos tanto para profesionales como para estudiosos del género. Las plazas son para 20 personas, y se impartirá de 19.00 a 22.00 horas, a un precio de 230 euros".
CaixaForum, Madrid (Paseo del Prado, 36):
Música filmada: Jacqueline du Pré: "Un acercamiento a través de conferencias y filmaciones musicales de la obra de la desaparecida Jacqueline Du Pré, una de las grandes violonchelistas del siglo XX que formaría junto a su marido, Daniel Barenboim, una de las parejas musicales más carismáticas del pasado siglo. Todos los días, del 17 al 20 de marzo, a las 17.00 horas, dos euros la sesión. Las presentaciones correrán a cargo de Christopher Nupen, formado en la BBC, creador de la productora Allegro Films, y poseedor de un gran prestigio en el campo del documental musical".
El documentalista elige su vis poética, o su mirada transversal, o su incisiva detección de metales dignos de ser conservados en mente y retina, según el caso. Y el caso de hoy se refiere a lo único que podemos añadir al televisado, radiado, y digitalizado encaramiento Zapatero vs. Rajoy. Será que el Expediente de Regulación de Empleo tiene entre sus cláusulas de excepción la preparación de debates electorales, pero no deja de soltar lava el siguiente volcán: Que para hacer un programa con trascendencia mediática del que se va a analizar hasta el último detalle su calidad (¡¿veinte cámaras?!), se haya recurrido a todo un equipo de personas prejubilado a los 52 años por Televisión Española. No sé cómo se está despedido y necesitado al mismo tiempo, repito, según el caso, y acaso documentado en las imágenes y entrevistas de la no-noticia de un pre-debate que ha inundado las emisiones de nuestras vidas, al ritmo de la alegre música que produce el papel al caer en una urna.
Por eso hoy es un buen día para hablar de la película documental “Senkyo” (“Campaña”), que se ha podido ver en la recién finalizada edición del Festival de Navarra “Punto de Vista”. El protagonista de esta película es un hombre sin ninguna experiencia política que se propone a fuerza de voluntad, de convencer uno por uno a cada habitante, del trabajo sin descanso, y del empeño en mejorar, llegar a la alcaldía de la ciudad de Kawasaki.
Así lo contaba en Pamplona su director, el japonés Kazuhiro Soda: “Mi relación con Kazuhiko Yamauchi, el candidato, viene de lejos. Somos amigos desde la Universidad, éramos compañeros de clase, aunque él aparecía muy poco. Le gustaban más las fiestas, si alguien organizaba una fiesta él siempre estaba allí. Hablamos de veinte años de amistad. Era ya entonces un hombre único, muy bohemio, de espíritu muy independiente. Un día me enteré de que se iba a presentar a alcalde en las listas del partido conservador, a pesar del nombre de Partido Demócrata Liberal de Japón, y me sorprendí mucho, porque él, realmente, es todo lo contrario. Ahí surgió la idea y empezó todo, pensé que era algo muy interesante para una película, porque sabía que surgirían conflictos. Durante el rodaje intenté no hablar mucho con él porque no quería cambiar nuestra relación ni influir en las cosas que pasaran, quería mantenerme en mi posición de observador. Me callaba también porque no quería que nuestra amistad saliera perjudicada por la película, así que mantenía una cierta distancia. Por eso no quería enseñarle la película hasta que estuviera totalmente terminada, no quería que me influyera en mi forma de hacer. También había inconvenientes porque a él no se le ve como a una figura heroica, y al final le tuve que decir que la película se iba a presentar en Berlín. Se sorprendió mucho. Cuando vio el documental..., al principio estaba muy a gusto, pero luego su semblante fue cambiando. Al final estaba bastante contrariado. Quería cambiar alguna secuencia, y yo no podía hacer algo así, porque las secuencias que él quería desechar, las de más conflicto, eran las mejores. Él aceptó mi dirección, dio su consentimiento. En cierto sentido, cualquier persona podría ser candidato y hacer política si se lo propusiera. Pero la presentación a candidato de nuestro protagonista se debe a varios factores. Primero, este partido político es el que lleva 50 años gobernando Japón, y había recibido muchas críticas por ser un partido cerrado, que había perdido el pulso de lo que querían los ciudadanos en general. Además, se le acusaba de tener unas conexiones demasiado estrechas con el mundo de la industria, y con los burócratas también. Así que cambiaron de rumbo y decidieron que debían elegir más candidatos de entre los ciudadanos de a pie. Éste es el caso, que era un ciudadano más. En el momento del rodaje de la película, Yamauchi era un candidato ideal. Si se hubiese presentado cinco años atrás, quizá no hubiera funcionado, no se le hubiera considerado. Esto es lo que pasa. Se presentó también en la legislatura siguiente, pero el partido vetó su candidatura. Antes del estreno de la película, él ya había vuelto a ser un ciudadano normal. Recibió críticas del partido por la película, pero a mí no se me ha quejado nadie. Ésta es una película sobre cuestiones que atañen a la política, pero no es una película política”.
No ha podido ser. La campaña electoral no es un período propicio para otorgar el Oscar a una película que critica de forma tan severa los elevados precios del sistema sanitario estadounidense. "Sicko", de Michael Moore, no se ha llevado la estatuilla. El Oscar al Mejor Largometraje Documental ha sido para "Taxi to the dark side" ("Taxi al lado oscuro"), una película contra las torturas ejercidas durante la Guerra de Irak, y contra la pena de muerte, dirigida por Alex Gibney ("Enron") y Eva Orner. Éste es su tráiler:
Un grupo de soldados americanos destinados en Bagdad leyeron las candidaturas al Mejor Cortometraje Documental... Y el Oscar ha sido para "Freeheld" ("En propiedad"), dirigida por Cynthia Wade y Vanessa Roth, y que trata sobre las discriminaciones médicas que sufre una pareja de mujeres en su lucha contra el cáncer por el hecho de ser lesbianas.
"Doctor, doctor, soy una distribuidora española, ¿qué me pasa?"
Dentro de unas horas sabremos qué películas han ganado el Oscar al Mejor Documental. Ya les contamos aquí cuáles son las finalistas. Pero seguramente saben muy poco de ellas. Cada año, las distribuidoras españolas comienzan en enero una estresante contrarreloj de estrenos de películas candidatas a los Oscar en sus distintas categorías. Es un tirón de taquilla indudable, sobre todo antes de los premios, cuando hay más jugadores. La curiosidad nos puede, y es casi un motivo de desasosiego el que llegue la fecha de la gala de entrega de premios y uno no haya visto todas o la mayoría de las películas. Sin embargo, este año no se ha estrenado en España ni una sola de las películas candidatas al Oscar al Mejor Documental. ¡Ni una! Y todas han dado mucho que hablar en sus estrenos internacionales. Ni “No end in sight”, sobre la política de George W. Bush; ni “Taxi to the dark side”, del director de “Enron”, Alex Gibney; ni “War/Dance”, ganadora de quince premios, como el de Mejor Dirección en el Festival de Cine de Sundance; pero es que ni siquiera “Sicko”, la última película de Michael Moore, y de la que les hablamos aquí, ha tenido la opción de estrenarse en los cines españoles, cuando “los bombazos” de Moore levantan expectación en todo el mundo desde el momento en que comienza su preproducción. Esto ya es un síntoma grave o es, más bien, una enfermedad seria pero sin síntomas. Prefiero pensar que en las distribuidoras españolas no hay gente especializada en cine documental. Prefiero pensar que este vacío en las pantallas es fruto del desconocimiento. Prefiero pensar algo así, y discúlpenme, a que los distribuidores sepan que existen estas películas pero no les presten atención, o a que conozcan que Festivales como “Punto de Vista” en Pamplona y el de Las Palmas son grandes encuentros del mejor cine documental, pero no se tenga el interés ni de echar un vistazo atento a sus programaciones.
Películas como “Forever” ("Para siempre"), de Heddy Honigmann, sobre las historias que surgen en el cementerio parisino de Père-Lachaise, alrededor de las tumbas de Proust, Chopin, o Jim Morrison, arrancaron minutos de aplausos en las salas de cine de Nueva York este verano, y se llevó el Gran Premio Punto de Vista del año pasado; o la que ganó ayer mismo en este festival, la china “Bingai”, de Feng Yan. Maravillas que se han podido ver en Pamplona, como “Il tempo si è formato” (“El tiempo se ha parado”), la obra de Ermanno Olmi consecuencia de diez años de trabajo y observación, y del que pronto la distribuidora Sagrera estrenará su última película, de ficción, titulada “Centochiodi” (“Cien clavos”). La bellísima “My Winnipeg”, retrato surrealista de la ciudad natal del director canadiense Guy Maddin, y que inauguró el Fórum del Festival de Berlín. La estremecedora “La existencia”, del polaco Marcin Koszalka, dura pero con imágenes llenas de fuerza estética y de emoción, nos muestra los últimos años del actor Nerzy Nowak, que decide que tras su muerte donará su cuerpo a la ciencia. O la íntima, además de divertida, “Tiempo indefinido”, sobre la familia del director Ross McElwee, que el diario “The Washington Post” calificó como la mejor película del año 1994, y que este festival de “Punto de Vista” ha sido el único que ha salido a su encuentro para recuperarla. En “La Hora del Documental” les hablaremos de ellas, les daremos pistas, compartiremos nuestros descubrimientos, disfrutaremos lo que ustedes nos descubran, pero lo que está claro es que los viajes y el contrabando siguen siendo, a día de hoy, los métodos para ver distintas y extraordinarias películas-píldoras que calmen nuestra fiebre.
Se habla mucho últimamente del director Isaki Lacuesta. Su último documental, un homenaje a la obra de Chris Marker, se llama “Las variaciones Marker”, está incluido en el pack de dvds sobre las películas del francés, y se ha visto esta semana en el Festival de Cine Documental de Navarra, “Punto de Vista”. Además, Isaki Lacuesta es uno de los cinco directores a los que se les ha propuesto realizar una pieza sobre el concepto de “límites”: Los límites de cada uno, límites físicos, límites anímicos, límites del cine, límites del tiempo... Imagínense si el tema da para hacer cosas interesantes. Además de Lacuesta, también han realizado sus propuestas los directores Fernando Franco, León Siminiani, Luis Berdejo, y el recién laureado por “La soledad”, Jaime Rosales. El proyecto se llama “Miradas al límite”, y las obras se podrán ver en Artium, el Museo de Arte Contemporáneo de Vitoria-Gasteiz, hasta el día 31 de marzo. Y tranquilos si no pueden ir porque después la muestra recorrerá los museos de otras ciudades. Y ahí no termina la actividad de Isaki Lacuesta, porque no sólo está intentando encontrar financiación suficiente para su siguiente largometraje, sino que además la distribuidora Intermedio ha publicado en dvd “La leyenda del tiempo”. Esta edición la forman dos discos y, entre otras cosas, algunas secuencias recuperadas, entrevistas con Isaki Lacuesta, el productor Paco Poch, y la protagonista Makiko Matsumura, fotografías del rodaje, y un libreto con un diálogo sobre la película a cargo del director y de Gonzalo de Lucas.
Cuando el director Jaime Chávarri presentó el rodaje de su película “Camarón”, que tenía como protagonista al actor Óscar Jaenada, ya lo advirtió.
Jaime Chávarri: “Me parecería maravilloso que se hiciera un documental sobre Camarón. Creo que hay un gran documental. Pero no lo voy a hacer yo”.
Chávarri se refería a la película que preparaba el director Isaki Lacuesta, que ya había llamado la atención en el mundo del cine, y por extensión del cine documental, con su primer largometraje, “Cravan vs. Cravan”. Una película con la que le llovió prestigio. En “La leyenda del tiempo”, Lacuesta se lanza a hablar de Camarón, de una manera en la que su figura es más una inspiración, un transfondo, que el motivo de una biografía.
Isaki Lacuesta: “Yo fui a San Fernando por conocer el pueblo de Camarón. Fui de vacaciones y pensé hacer una película, pero fue por eso. Fue una vez allí que pensé que se podía hacer una película sobre los espacios, los personajes, y el flamenco me gusta muchísimo. Yo llegué al flamenco muy tarde porque soy de Gerona, con familia vasca, y para mí el flamenco, por origen, es una cosa muy lejana. En la adolescencia empecé con Pata Negra, con Kiko Veneno, con Camarón, y de ahí ya se me abrió la puerta de todo”.
En sus dos películas más conocidas hasta el momento, “Cravan vs. Cravan” y “La leyenda del tiempo”, los protagonistas no existen, están ausentes, y se busca la herencia de lo que dejaron en vida, la voz y el paso del tiempo.
Isaki Lacuesta: “Sí, sí, eso me interesa mucho, ver cómo los muertos siguen actuando, y siguen haciendo que ocurran cosas en las vidas de los vivos. Eso me llamó mucho la atención en el caso de ‘La leyenda del tiempo’, cuando fui la primera vez a San Fernando, por ver cómo Camarón, que llevaba muerto ya desde el año 92, seguía muy, muy presente, y de forma muy poco explícita a veces. La generación del personaje de Israel, por ejemplo, que él nació el año que murió Camarón y por tanto no lo ha conocido nunca en persona, se sigue moviendo, y caminando, y peinando como Camarón. Y ni siquiera lo saben, porque la música que escuchan es reggaeton, y es la gasolina. Aparte de esos escaparates con la Virgen María, Jesucristo, y Camarón”.
Y es que los protagonistas de “La leyenda del tiempo” son unos chavales, como Makiko, e Isra.
Texto de la película: “-Isra, ¿el momento más triste en el año para ti? –Lo que pasó con mi padre".
“La leyenda del tiempo” es una mezcla entre la improvisación de los momentos reales y la estructura de un guión ficcionado. Y el resultado es muy fresco, muy natural. Lo explica el director.
Isaki Lacuesta: “Son personajes que se interpretan a sí mismos. Habría que hablar secuencia por secuencia, hay varias estrategias distintas, pero por lo general son situaciones que yo había visto que hacían ellos en la vida cotidiana, o se planteaban situaciones que yo pensaba que podían funcionar en función de lo que había observado en ellos. Plantearles un tema de conversación, de qué quería que hablara ella o él, al otro le daba una información distinta, y dejaba que improvisaran y se dejaran llevar por la situación”.
Así, “La leyendo del tiempo” se fue escribiendo y modificando sobre la marcha, alrededor de dos historias.
Isaki Lacuesta: “Es una película hecha sin guión. Había posibles historias, y una de las que imaginaba era la de un chavalito de 12, 13, 14 años, que le cambia la voz y tiene que dejar de cantar, porque se convierte en un cantaor mediocre. Hice un casting muy abierto, no buscaba que fuera payo ni gitano ni de una clase social determinada. Buscaba un chaval que me fascinara. Y cuando apareció Isra, su historia real es la que se cuenta en la película. Su padre había muerto recientemente y no podía cantar, la familia estaba de luto, y ese momento fue el que cambió la historia del guión”.
Con Isra, que parece mentira que sea la primera vez que se coloca delante de una cámara, suceden cosas como ésta:
Texto de la película: “-¿Eso es lo que tú has soñado esta noche? -¿Eso? No. No me ves que yo me he echado las cartas, en una mujer de ésas que entienden... [...] Y que yo soy muy ligón. –Sí, tú eres muy ligón. –Y soy muy guapo. –Guapísimo. Si fueras tan guapo como tú dices, a lo mejor me hubiera ido contigo, pero con unos zapatos más altos. –Si mides lo mismo que yo. –Qué va. –Cinco centímetros más grande. A que llego abajo. –Tú eres un puto guarro salido. Te digo lo que te hace falta a ti. –Lo qué. –Dos buenos cachetazos”.
Isaki Lacuesta: “La cuestión era nada más plantear una situación, hacer tomas muy largas, y sin ninguna intervención. Por ejemplo la secuencia del río es una secuencia que no estaba planteada para nada. Estábamos rodando la conversación arriba, con la que empieza la secuencia, y de repente se fueron hacia abajo, tuvimos que ir con las cámaras corriendo para abajo con ellos y rodamos. A mí nunca se me hubiera ocurrido acabar la secuencia arrancando flores y pegándose con ellas, peleándose. Escribir en un guión: ‘Cogen flores y se pegan con ellas’, me parecía horrible, de lo más cursi. Pero hicieron eso y me quedé... Fue de los días que más me he emocionado rodando”.
La otra historia de “La leyenda del tiempo”, ya se lo adelantábamos antes, es la de Makiko. ¿Quién es Makiko? Pues una de las muchas japonesas que lo dejan todo para venirse a España y aprender a cantar y bailar flamenco, o por lo menos intentarlo. Y el mentor en la película no es otro que el mismísimo hermano de Camarón.
Texto de la película: “-¿Tú no puedes cantar algo tuyo, por bulerías ni nada? –Nada. Solamente escuchar. Pero todavía no entiendo... -¿Tú puedes decir (canta): Los pícaros tartaneros. –Los pícaros tartaneros (desafina). –Un lunes por la mañana. –Un lunes por la mañana. –Los pícaros tartaneros. –Los pícaros tartaneros. –Les robaron las manzanas. –Les robaron las manzanas”.
Isaki Lacuesta: “Con Makiko lo que ocurrió... Fue un poco más extraño. Yo había imaginado la posible historia, más que nada para vender la película. Yo había escrito que era una enfermera japonesa. Su padre estaba enfermo y ella viajaba a España. Hicimos el casting. Makiko me gustó muchísimo. Era la única que podía ser. Y luego resultó que era enfermera de verdad, y que su historia era muy cercana y muy parecida a la que yo había escrito. Y dejamos a Makiko como personaje”.
“La leyenda del tiempo” es una película de personajes, de sentimientos, que le dio al protagonista, Israel Gómez, el premio al mejor actor del Festival de Cine de Las Palmas. Pero la película no sólo está construida con las espléndidas puestas en escena de sus protagonistas, sino que también recurre a imágenes y recuerdos de los que ya no están.
Isaki Lacuesta: “Son fotografías de Agustín Casasola, un fotógrafo mejicano que trabajó en los años 10, 20, sobre todo en la época de la revolución, y tiene fotografías que me parecen fascinantes, tanto del mundo del circo, como de prostitutas, marineros, niños en la escuela, ejecuciones. En concreto, esa foto que sale es de la ejecución de un falsificador de monedas, y me impactaba mucho esa cara que tiene, esa forma de afrontar la muerte que me parece envidiable”.
Y todo esto va servido junto a la música de Camarón, interpretada por Raimundo Amador, Carles Benavent, y Jorge Pardo, y, un homenaje, un guiño, a Federico García Lorca.
Isaki Lacuesta: “Me encanta Lorca, me fascina esa capacidad que tiene de hacer lo más popular y lo más vanguardista al mismo tiempo. El arte que más me gusta en general tiende a conseguir eso. Y el cine que más me gusta yo creo que tiene esa capacidad. Ozu era un cineasta muy popular. Renoir era un cineasta muy popular. Y al mismo tiempo eran cineastas de vanguardia. Son buenos ejemplos que habría que imitar”.
Me encuentro con este obituario en la página 54 de la edición de hoy del diario "El País":
Recurro al archivo del diario, para buscar la noticia del suceso. Día 22 de febrero de 2005: No hay nada al respecto, ni una pequeña nota. Día 23: Tampoco. Día 24: Tampoco. Me olvido de las fechas y busco por "palabras clave". No hay manera. No están. No estuvieron. Leo más de una vez el texto que acompaña a los nombres de la imagen. No termino de comprender muy bien, ni me imagino con claridad qué pudo pasar. Creo que tengo la mente contaminada de impactos visuales de películas. Veo que hay tres personas, supongo que mayores de edad, tres hombres y una mujer, que acompañaban a los chavales y niños. ¿Familia, acaso? ¿Cómo sería Santiago? ¿Y Bellanyra? Qué nombre más bello, Bellanyra, aunque no sepa lo que significa. Me quedo sin poder relacionar lo publicado hoy con el contexto de lo que pasó. Me quedo sin saber algún pequeño detalle de estas ocho personas, no por morbo, tan sólo por una pista de vida. Sólo me queda sacar la imagen de donde ha sido publicada, y repetirla. Que conste dos veces, en lugares diferentes. Que la reiteración le dé a la imagen, les dé a ellos, sino voz, al menos presencia..., aunque sea fantasma.
No podría estar de más actualidad. A lo mejor ya la han visto, pero ahora tienen otra oportunidad. El próximo jueves, día 21 de febrero, se proyecta en el cine Doré de Madrid, el cine de la Filmoteca, la película documental “Kosovo, la última cicatriz de los Balcanes”. Será a las ocho y media de la tarde.
No es fácil resumir y además explicar al mismo tiempo cuál ha sido la trayectoria histórica y política de una región como Kosovo, en la que los conflictos vienen tan de atrás. En este intento de acercarnos a su compleja realidad incide la película documental “Kosovo, la última cicatriz de los Balcanes”.
Texto de la película: “Tras la Primera Guerra Mundial nace el reino de los serbios, croatas, y eslovenos, que en 1929 pasaría a llamarse Yugoslavia. El mariscal Tito termina con la monarquía en 1945, y crea la República Federal de Yugoslavia, un régimen socialista que arrincona los nacionalismos. Yugoslavia eran seis repúblicas, cinco naciones, cuatro lenguas, tres religiones, dos alfabetos, y un sólo partido. El Estatuto de 1974 para Kosovo reconoce por primera vez su autonomía como provincia dentro de las fronteras serbias. Anteriormente, Tito había reconocido la bandera y la lengua albanesa en Kosovo. La muerte de Tito en 1980 deja un vacío de poder, y las ideas nacionalistas vuelven a ganar peso. La llegada al poder de Slobodan Milosevic en 1989 cambiaría las cosas para siempre en Yugoslavia. Comienza un proceso de desintegración que se fragua con las guerras de Eslovenia, Croacia, y la limpieza étnica de Bosnia en la década de los 90. Kosovo es la última cicatriz de los Balcanes”.
Imanol Arias pone voz a esta narración, que es la narración de un proyecto en el que se involucró sin dudarlo cuando se lo propusieron. Y en “La Hora del Documental”, además, sentimos una predilección especial por este actor, porque va por ahí diciendo cosas como ésta:
Imanol Arias: “En mi casa me llaman Discovery Channel, por una especie de deformación en la formación que tengo. Pude asistir poco a la escuela y entonces me voy formando como puedo, y tengo una tendencia bastante marcada a ver documentales que me abran la cabeza, que me inspiren, y que me lleven luego a las lecturas, de una manera encaminada. Desde esta posición casi, casi, de súbdito del documental, he de decir que me parece interesante destacar la posibilidad que tiene el género documental de, a través de las técnicas nuevas de investigación, si no reescribir la historia, sí escribir de una manera más exacta gran parte de la historia que nos acompaña”.
“Kosovo, la última cicatriz de los Balcanes” antes de explicar nada, lo que hace es situarnos y, para eso, no le queda más remedio que hacer uso de una narración prolija en detalles sobre un Estado que, aunque lo pensemos muy lejos, lo tenemos al lado, no hay más que cruzar Italia.
Texto de la película: Imanol Arias: “Kosovo, una región de Europa superpoblada. En tan sólo 10900 kilómetros cuadrados, una superficie similar a la de Asturias, conviven dos millones de personas. Nueve de cada diez son de origen albanés. Al Norte se encuentra concentrada la mayoría serbia, un 5%. La mitad de la población tiene menos de 20 años. La tasa de paro supera el 70%. Es el lugar de Europa con mayores índices de analfabetismo. Kosovo es un protectorado de Naciones Unidas. 17000 soldados de la OTAN velan desde 1999 por la seguridad de la población, tras la guerra entre serbios y albanokosovares”.
Sabido esto, “Kosovo, la última cicatriz de los Balcanes” habla de los problemas reales que se viven en esta provincia autónoma de Serbia. Del rechazo al gobierno de Belgrado, del proyecto de descentralización, de la dependencia en la ayuda internacional, de la incertidumbre por el futuro. Serbia no está dispuesta a difuminar sus fronteras ni costumbres, pero los albanokosovares no piensan lo mismo.
Texto de la película: “Europa nos debe mucho a los albanokosovares. Ellos nos unieron a los serbios, y nos separaron de Albania. Lo que queremos ahora es una independencia, una independencia de verdad”.
Son problemas políticos, económicos, culturales, de información sesgada, de falta de expectativas, y de enfrentamientos que vienen de muy lejos.
Texto de la película: Imanol Arias: “La primavera de 1999. El 24 de marzo la OTAN atacó la República Federal de Yugoslavia. Las acciones se justificaron con un doble objetivo: Salvar a los albanokosovares de un genocidio y restablecer la autonomía de Kosovo, suprimida en 1989 por Slobodan Milosevic. Era la primera vez que la Alianza Atlántica entraba en guerra. En Europa, diez años después de la caída del Muro de Berlín, para muchos no tenía ningún sentido mantener la Alianza. Sin embargo, Estados Unidos convenció a sus socios europeos para intervenir en Kosovo con el sello de la OTAN. Serbia y el Ejército de Liberación de Kosovo, el UCHK, habían comenzado antes un conflicto de guerrillas con matanzas étnicas. De una guerra civil que dio comienzo en el 96, Kosovo pasó a convertirse en un conflicto internacional”.
“Kosovo la última cicatriz de los Balcanes” es el primer trabajo de la productora “No estamos de paso”, formada por la ayudante de dirección de la película, Silvia Venegas; el guionista Guillem Ruisánchez de Isasi; el fotógrafo Tomás Guil Avilés; y el director Juan Antonio Moreno Amador, que explica así por qué se embarcaron en esta historia.
Juan Antonio Moreno: “Realizamos un viaje previo a toda la región de los Balcanes y llegamos a Kosovo de la mano del Ejército de Tierra español que se encuentra allí, en Istok, y conocimos algunas historias. Conocimos a tres jóvenes, cada uno de una etnia, un chico serbio, un chico albanés, y una chica bosnia, que eran locutores de radio, y nos llamó mucho la atención. Ellos tenían la capacidad de liberar un poco a los jóvenes. Pero entre ellos no se hablaban. Y surgió la idea de hacer primero un programa de radio con ellos tres, y que abordáramos el presente y futuro de Kosovo. A partir de ahí volvimos, y quisimos hacer un documental para reflejar la situación por la que está atravesando Kosovo”.
En la película se dice que no se sabe muy bien cuántos fallecidos hubo durante los 78 días de bombardeos de la Alianza Atlántica en los ataques de 1999. Se dice que quizá hubo 12000. ¿Pero cómo es posible que no se sepa algo así?
Juan Antonio Moreno: “Kosovo... Es un poco triste recorrer las carreteras, desplazarse de un lugar a otro. Los lados de las carreteras están repletos de cementerios, sobre todo albanokosovares, y hay numerosos memoriales, muchos monumentos que ha creado el propio pueblo albanokosovar en recuerdo sobre todo de los miembros de la guerrilla del UCHK, el Movimiento de Liberación Albanokosovar. El panorama, la fotografía, de tumbas que recorren todo el territorio de Kosovo, también es tema de disputa entre las etnias. Algunos dicen que no se respetan a los muertos. Todavía surgen pequeños conflictos en torno a los muertos, que ya no pueden hacer nada...".
Todos los posibles matices quieren estar presentes en este documental: Organizaciones no gubernamentales, miembros del ejército, profesores, periodistas, bosniacos, serbios, albanokosovares, egipcios, y representantes claves como la portavoz del gobierno de Kosovo, Ulpiana Lama, e incluso Javier Solana.
Juan Antonio Moreno: “Creemos que Javier Solana es un actor importante en el conflicto de Kosovo, primero porque cuando ocurrió la Guerra de Kosovo, en la que intervino la OTAN, él era el Secretario General de la Alianza Atlántica, y ahora es el responsable de la Unión Europea de la Política de Seguridad. La Unión Europea tiene una responsabilidad importante con Kosovo. No deja de mirar a los Balcanes porque en cualquier caso todo lo que ocurre allí le afecta, ya que puede desestabilizar el sur de Europa. Nos pusimos en contacto con él a través de su gabinete, y accedió a hablar para nosotros”.
La película muestra que en Kosovo hay una mezcla muy inquietante entre los sueños de futuro, y la desconfianza, como la que manifiesta Julen Batilovic, representante bosnio en Dobrusa.
Texto de la película: “No tengo fe ni confío en los políticos y partidos que hay ahora en Kosovo. Con la independencia los políticos no van a saber gobernar. Sólo gobernarán para ellos, y estoy convencido de que tendrán conflictos dentro del propio gobierno”.
Ésta es la historia de una rara avis, de un estado al que le hace diferente el haber sido gobernado en el tiempo por los poderes de tantos países. Y en el documental se ve que se respira la diferencia.
Juan Antonio Moreno: “Sí, claro que se respira. Y, desde luego, es un caso bastante especial. Y el tratamiento que le quieren dar también es especial, para que no afecte a otras provincias en otros Estados que tengan la intención de independizarse. Es un caso bastante especial porque, en principio, recordemos que Kosovo es la cuna de la nación serbia, es donde nació el patriarcado religioso de la Iglesia Ortodoxa de los serbios, y para ellos significa una región que es donde el pueblo serbio nació, de alguna manera, desde el punto de vista histórico. En todo el territorio de Kosovo hay numerosos monasterios, serbios ortodoxos, en estos momentos protegidos por las fuerzas de KFOR, de la OTAN. Y, ahora mismo, la población albanesa representa un 92%, un territorio que ha sido serbio, pero en el que hay una inmensa mayoría con ansias de ser independiente, porque lleva mucho tiempo esperándolo, porque se lo han prometido en numerosas ocasiones, y ahora mismo la situación es difícil y quizá no encuentran una respuesta para Kosovo, una solución, que no sea la independencia”.
Y la situación actual dista mucho de ser una situación normalizada. Lo explica en el documental Mikel Córdoba, de la ONG Movimiento por la Paz en Kosovo. Se puede decir más alto, pero no más claro:
Texto de la película: “No existe un conflicto armado, pero la paz no ha llegado a este territorio. La paz no ha llegado para la familia que todavía no tiene el problema de propiedad solucionado, que su casa está ocupada, y que atraviesa una situación de absoluta precariedad. La paz tampoco ha llegado para aquél que no puede desplazarse por la región. Hay, otra vez, una barrera insuperable como es la del miedo. Para esa persona la paz no ha llegado. Por tanto, hablar de paz es erróneo”.
Recuerden que tienen la oportunidad de ver este retrato de Kosovo, una región llena de heridas y mal cerradas cicatrices, quizá la última gran cicatriz de los Balcanes.
Juan Antonio Moreno: “Kosovo es un territorio donde el 70% de la población tiene menos de 30 años, es una población muy joven, es una población que lleva mucho tiempo esperando salidas, posibilidades de empleo, de todo tipo de manifestaciones culturales también, y es una población que está esperando poder avanzar, poder tener un futuro. Y la conclusión es poco triste en el sentido de que el camino para que las etnias se entiendan es un poco largo, y creo que va a pasar mucho tiempo porque la guerra sucedió en el año 1999 y queda mucho para que se curen las heridas, y la cicatriz no se cierra, y parece que ésta, para que se cierre necesitará mucho tiempo”.
Albert Solé, director de "Bucarest, la memoria perdida": "Esta película es mi experiencia de vida"
Se estrenó primero en los cines de Barcelona y ahora ha llegado a Madrid. La película documental “Bucarest, la memoria perdida” es una reflexión sobre la política, la memoria, la familia, y la vida.
Es muy difícil hacer una película documental, requiere mucho esfuerzo y dedicación; es más difícil aún si esta película es sobre tu propio padre; debe de ser más difícil todavía si este padre es toda una personalidad en la historia y en la política de un país; e imagínense si además esta persona sufre una enfermedad como el alzhéimer, que borra todo tipo de memoria.
Texto de la película: “Durante años intentamos evitar la palabra maldita, Alzhéimer. Nos costó entender las señales de alarma. Los recuerdos de mi padre se desvanecen. Y con ellos, las respuestas a tantas incógnitas sobre los orígenes. Los suyos, y los míos”.
Habla el director de la película, Albert Solé: “Si alguna vez he tenido la sensación de que tenía que hacer algo, de que lo iba a hacer, sí o sí, ha sido esta vez. Yo soy muy de corazonadas, y cuando me cuadraron todos los elementos que necesitaba en mi cabeza para decir ‘ahora es el momento’, entonces ya no tuve ninguna duda. Era un proceso que tenía que hacerse y, además, dejé de hacer cualquier otro trabajo para eso. El último año de mi vida lo he dedicado en cuerpo y alma a eso. Pedí un crédito para poder financiarme y poder comer, y en ningún momento tuve la más mínima duda. En el momento que supimos que mi padre tenía la enfermedad, necesitamos un tiempo para asimilar, para entender lo que significaba, en términos de organización de tiempo y, sobre todo, de emociones, y luego un día me di cuenta de que mi padre ya no reconocía a mi hija, a su nieta, y ese día dije: ‘Ahora’”.
El protagonista de “Bucarest, la memoria perdida” es Jordi Solé Tura, padre del director, y de algún que otro hijo legítimo más...
Texto de la película: Albert Solé: “Mi padre se estrenó como parlamentario, un nuevo oficio que prácticamente no abandonaría durante treinta años. [...]. Un día, a Jordi le encargaron una misión muy especial: Ser uno de los siete redactores de la Carta Magna de la nueva democracia. Tardé un tiempo en acostumbrarme a tener una nueva hermana, que se llamaba Constitución Española”.
Albert Solé: “Es una hermana incómoda porque hablan mucho de ella en la prensa, y hay mucha gente que intenta atribuirse la paternidad. Pero bueno, me llevo bien. Yo nunca he querido profundizar mucho en el conocimiento de la Constitución porque la he tenido tan cerca que creo que pasa como en casa del herrero, como el hijo de un médico o el hijo de un arquitecto, que sabe tanto de eso, inconscientemente, que luego cuando es consciente tampoco quiere entrar demasiado”.
Pero el director también es un protagonista de la película. Si se trata de retratar una vida sin memoria, él también nació en una ciudad que ni siquiera recuerda.
Texto de la película: Albert Solé: “Una de las palabras de mi infancia es clandestinidad. De pequeño siempre creí que era francés. Un día, a los 6 años, me explicaron que en realidad yo era húngaro. A partir de entonces mi héroe fue Kubala, y empecé a coleccionar sellos de la Magyar Posta. Creo que durante un par de años me sentí realmente húngaro. Un día mis padres me volvieron a cambiar el guión. Tenía 9 años. La verdad, me dijeron, es que no había nacido en Hungría. Empezaba a desconfiar de ese nuevo giro en mi historia. Me estaban volviendo loco. ¿Dónde había nacido yo realmente? ¿Por qué tanto misterio?”.
Sus padres le cambiaban una y otra vez el guión de su vida. La vida de su padre es casi como un thriller. Y el director también es como si hubiera vivido en una película, o en un cómic, como si todo fuera demasiado intenso y peligroso para ser realidad.
Albert Solé: “Bueno, cuando uno es pequeño nunca tiene esa conciencia de sus propias experiencias, e inclusive gente que ha tenido experiencias muy atípicas, como un poco la mía, en aquel momento se vive con una normalidad absoluta. Sí que ya cuando eres mayor y de pronto intentas explicar tu vida, tu infancia, a gente... Pues eso me pasó, estaba yo un día trabajando, haciendo una serie de documentales, y me acuerdo que con unas compañeras empezamos a explicarnos nuestras infancias y vi que cuando yo les explicaba la mía se miraban de reojo como diciendo: ‘Este tío nos está vendiendo una moto’. Entonces entendí que mi infancia había sido mucho más atípica de lo que yo mismo tenía conciencia”.
La película es una reivindicación de la figura de Jordi Solé Tura, y muestra a un autodidacta que se licenció en Derecho y obtuvo el premio extraordinario de su carrera. Muy pronto le nombraron profesor adjunto. Y más pronto aún se unió al Partido Comunista en la Universidad de Barcelona.
Texto de la película: Albert Solé: “En aquellos tiempos, meterse en política, sobre todo si eras comunista, era meterse en líos muy serios. Las cédulas del Partido iban cayendo y las consecuencias eran muy duras. Mi padre estaba en la cédula de intelectuales. La misión era intentar dar forma a las acciones de propaganda y de movilización que ordenaba el Partido desde el exilio. Una de las vías de comunicación era Radio España Independiente, La Pirenáica, la emisora clandestina que llevaba de cabeza al Régimen: ‘Actualidades españolas, el llamamiento convocando a la Huelga Nacional Pacífica de 24 horas, para el jueves próximo, 18 de junio (1959), se ha extendido por el país con la rapidez del rayo’”.
Precisamente, ‘La Pirenáica’ es otro de los protagonistas del documental, una radio que a su vez era un escondrijo porque el director de la película, al querer ir a visitarla, tiene que seguir vagas indagaciones de los que fueron sus trabajadores. ¿A qué era debida esta confusión? Pues a que los trasladaba un enigmático coche negro que les desubicaba por completo.
Santiago Carrillo habla así en la película: "Mucha gente se creía de verdad que estaba en los Pirineos, pero donde estaba era en Bucarest, y los que trabajaban allí tenían que vivir un poco de manera que no se notara que no estaban en los Pirineos”.
Nuestro protagonista, Jordi Solé Tura, con su pseudónimo de Josep Oriol, fue voz de ‘La Pirenáica’, como muchos recordarán, la única emisora antifranquista que se podía escuchar en España. Pero muy pronto el Gobierno encargó interferir su señal.
Habla en la película Manuel Fraga: “Así me ahorré montar una radio que la contestara, ¿no? Ya sabía que Radio Pirenáica estaba para incordiar, por qué ocultarlo. Y, naturalmente, pues me alegré mucho cuando desapareció. La gente llegó un momento que buscaba allí noticias que en España no se publicaban, pero una vez que yo abría la mano, pues claro..., ya no había nada que hacer, dicho sea de paso”.
“Bucarest, la memoria perdida” es una película en la que política y familia se mezclan a cada paso y a cada fotograma. Una película que sólo puede hacer Albert Solé.
Texto de la película: Albert Solé: “En España asesinaban al Presidente Carrero Blanco, mientras el mundo se estremecía entre revoluciones y golpes de Estado. Me cuesta entender por qué la memoria familiar se obstina tanto en desaparecer. Esta vez le ha tocado a mi madre, la única guardiana intacta de los recuerdos de mi infancia. El infarto cerebral llegó sin avisar una noche, durante el proceso de rodaje de este documental. [...]. Otra vez los neurólogos intentando explicarme con maquetas cómo funciona esa masa viscosa llena de emociones y recuerdos”.
Y, para contarlo, desde luego Albert Solé tiene un acceso privilegiado. En su película aparecen numerosos testimonios, y eso que sólo les vamos a decir algunos nombres: Además de Manuel Fraga y Santiago Carrillo, aparecen en la película el escritor Jorge Semprún, el pintor Antoni Tápies, el expreso político Miguel Núñez, la locutora de ‘La Pirenáica’ Victoria Pujolar, el expresidente de la Generalitat de Catalunya Jordi Pujol, y también la familia del director, que ha abierto mente y corazones para hablar de Jordi Solé Tura.
Texto de la película: Albert Solé: “Ésta es mi madre, Anni. Ella también nació en el exilio de los antifranquistas, como yo. Nadie conoce mejor las penurias de la Guerra Civil que Lola, su madre. Aquí la tenemos en sus ejercicios diarios de memoria. Su palabra más importante es ‘la retirada’. Salió de España en el 39 con las últimas tropas republicanas. La otra palabra es ‘el Partido’, al que se entregó con fe ciega durante los casi 30 años que pasó en Francia”.
Albert Solé: “Primero, no quería hacer un documental hagiográfico, yo quería encontrar a gente que fuera crítica con mi padre, porque tuvo muchos detractores en su momento, y ahora, claro, es fácil, cuando uno está enfermo o cuando uno ha muerto todo el mundo te habla maravillas, y en su momento las luchas fueron muy duras, las críticas fueron muy duras. Entonces yo quería gente que también le diera caña a mi padre, y en ese sentido Manuel Fraga o Jordi Pujol son algunos de ellos. Siempre desde la educación y el respeto que había, pero obviamente quería una posición más crítica. Luego, en cuanto a los personajes que estuve buscando, realmente que no entraran en el documental estuvo Felipe González, pero es el que ha presentado la película, con lo cual, de alguna forma, el compromiso de Felipe también es sólido con este proyecto. Él no pudo, en su momento, por problemas de agenda. Y los demás todos han querido participar”.
La película habla de la izquierda política con la ilusión que despertó, como en el momento de la creación del Sindicato Democrático de Estudiantes, pero no obvia los problemas internos, ni las decepciones. A pesar de que el director vivió los acontecimientos muy desde dentro, no le falta distancia, ni mirada crítica.
Albert Solé: “Sí, claro, cualquier película, cualquier obra de creación es una selección aleatoria de momentos y de secuencias. Aquí no he tenido demasiadas dudas, fíjate. Sí que, obviamente, he discriminado muchísimas experiencias, muchísimos capítulos, pero el gran reto, que era encontrar el tono, encontrar, como tú dices, la distancia suficiente, eso no me planteó muchas dudas, porque yo creo que yo soy así, y si una virtud tiene esta película es que me refleja bastante bien. Quienes me conocen dicen que suelo mostrar una emoción contenida, no soy una persona de grandes demostraciones emocionales. Y la película me refleja bastante bien”.
“Bucarest, la memoria perdida” es una mirada honesta, cariñosa y melancólica hacia las etapas de la vida que se van dejando atrás, hacia la política, y hacia la familia, ante la impotencia de conservar las cosas importantes o transformarlas, de alguna manera, en imperecederas. Y, por supuesto, “Bucarest, la memoria perdida” no hace sólo un recorrido de la trayectoria de la izquierda en España, sino que es además la constatación de una enfermedad.
Texto de la película: “-Hola... ¿Qué digo aquí? –Amor. -¿Amor? –Amor mío. -¿Eh? –Hola, amor mío. -¿Amor mío? –Sí”.
Es, también, un homenaje al director Joaquín Jordá.
Albert Solé: “Claro, claro. Joaquín Jordá... Tengo que contar que Joaquín Jordá era una persona importante en mi infancia. Fue compañero de militancia de mi padre. Y tengo que contar otra cosa, y es que yo le quería entrevistar y se murió una semana antes de la fecha que habíamos acordado para la entrevista. Ya estaba muy enfermo. Entonces, efectivamente, la secuencia del laberinto es un homenaje a ‘Monos como Becky’, y aparte es que mi vinculación con Joaquín Jordá viene por varios lados, la personal, y luego la admiración y el respeto que le tengo como un poco padre del invento del documental creativo en Cataluña y en general en España, uno de los padres, hay muchos, pero éste es uno de los significados”.
Y es, por último, el testigo para las siguientes generaciones, no de un político que forma parte de una dinastía, pero sí de un documentalista, a fin de cuentas, de un revolucionario.
Albert Solé: “Cualquier acto de creación y cualquier acto de comunicación, como es un documental, pues tiene una cierta lectura política y más cuando vienes, como tú dices, de una dinastía de políticos, porque ya no sólo mi padre, sino que mi prima en estos momentos es la Consejera de Justicia de la Generalitat de Catalunya, hay varios diputados en mi familia, o sea que realmente la línea viene de lejos. Yo nunca me he planteado hacer política porque justamente es lo que te decía antes, en casa del herrero... Yo creo que lo he vivido demasiado de cerca, y sé demasiado de política, y entonces no era ningún reto, es algo que nunca me he planteado. Pero, bueno, el documental, en este caso, no es tanto una forma de hacer política, pero sí de reivindicar la memoria de los políticos. Siempre he ido contra corriente porque de pequeño era clandestino, éramos comunistas cuando no se podía decir y por lo tanto siempre estaba inventando respuestas falsas cuando me preguntaban mis amigos, y cuando fui adolescente, pillé la época de ‘la movida’ y la época de la antipolítica, en la cual tampoco podía decir que era hijo de político porque quedaba fatal, en aquel momento lo que estaba de moda, como sigue estando ahora, es denostar a los políticos y acusarlos de todo tipo de maldades. Y yo siempre he dicho: ‘Bueno, habrá algunos políticos que sí, que serán malos, como hay algunos médicos que son malos, como hay algunos arquitectos que son malos, habrá algunos corruptos como hay médicos y arquitectos y otras profesiones..., y muchos periodistas, y muchos documentalistas, que es gente mala y que es corrupta, etcétera, y hay gente muy buena. Y en este documental yo pretendo reivindicar esa memoria. Es mi experiencia de vida, he estado siempre rodeado de gente muy honesta, de gente que se lo ha creído, de gente que se ha dejado cárcel, vidas, por sus ideales políticos, y yo los reivindico”.
Nos hacemos eco de esta convocatoria que copiamos de forma textual:
"Se celebra en el Museu d'Art Contemporani de Barcelona el seminario 'La condición del documento y la utopía fotográfica moderna', que forma parte del curso 'Documentos (fotográficos) modernos', dirigido por Jordana Mendelson. Será los días 7 y 8 de marzo, y pueden hacer la preinscripción hasta el día 24 de febrero. La matrícula es gratuita y el aforo limitado. Habrá una selección previa, por lo que es necesario enviar un currículo y un breve escrito a mcarey@macba.es, en el que se expliquen las motivaciones para participar en este acto.
El seminario ofrece un debate sobre algunos de los conceptos fundamentales de la exposición 'El archivo universal. La condición del documento y la utopía fotográfica moderna' (MACBA, octubre 2008 - enero 2009), y es la continuación del seminario 'La metrópolis en la era de la fotografía' (MACBA, febrero 2007). Quiere contribuir a desentrañar la complejidad de la categoría del documental a partir del estudio de algunos debates sobre el género a lo largo del siglo XX. No se trata tanto de hacer un repaso histórico del documental o de agotar sus posibles definiciones, como de analizar la evolución del género, siempre polémica y ambivalente, en relación con determinadas condiciones históricas, que definen en cada caso cuál es y cómo se construye el sujeto histórico del género documental.
El programa aborda cuestiones como los procesos de inserción de imágenes en la esfera pública a través de la página impresa y el nuevo concepto expositivo vinculado a métodos de propaganda en la primera mitad del siglo; la relación del documento con el espacio discursivo del archivo y la biblioteca, y, por tanto, el estatuto epistemológico de la imagen fotográfica; los problemas éticos y políticos del documento; las relaciones entre el sujeto y el objeto de la representación documental; la condición del documento en relación con los debates sobre el realismo y, en ese sentido, su inserción siempre problemática en los discursos dominantes del arte moderno.
A partir del estudio de casos concretos, el objetivo del seminario es proponer algunas hipótesis sobre los significados y mecanismos del documental en un ciclo histórico que arranca en el momento culminante de la hegemonía de la fotografía en la prensa ilustrada, a mitad del siglo XX, hasta llegar a la crisis del realismo fotográfico en la era digital, a finales de siglo.
Viernes, 7 de marzo: Los espacios discursivos del documento.
17.30. Presentación. 18.00. Robin Kelsey: Sueños de archivo. 19.30. Benjamin Buchloh: La condición del documento en el arte moderno. Debate con Robin Kelsey y Benjamin Buchloh.
Sábado, 8 de marzo: Prácticas documentales: ética y política. La (anti)utopía realista.
11.00. John Roberts: El debate sobre el realismo y el documental. 12.30. Maria Gough: The Fact Utopia. Debate con John Roberts y Maria Gough 'El sujeto del documental'. 17.00. Brian Winston: El fin de la 'ilusión naturalística'. 18.30. Michael Renov. Debate con Brian Winston y Michael Renov.
Participantes:
Robin Kelsey es profesor de humanidades, especializado en Historia de la Fotografía y Arte Norteamericano, de la Universidad de Harvard. Benjamin Buchloh es profesor de Historia del Arte de la Universidad de Harvard y coeditor de la revista 'October'. Michael Renov es profesor del Departamento de Estudios Críticos de Film y Televisión de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Brian Winston es director de documentales y periodista, y en la actualidad es rector de Asuntos Exteriores de la Universidad de Lincoln. Maria Gough es profesora de Arte Moderno de la Universidad de Stanford. John Roberts es crítico, y trabaja de investigador en la Universidad de Wolverhampton, además de ser autor de 'The Art of Interruption: Realism, Photography and the Everyday'. Jordana Mendelson es profesora del departamento de español y portugués de la Universidad de Nueva York y autora de 'Documenting Spain: Artists, Exhibition Culture, and the Modern Nation 1929-1939'. Juan José Lahuerta es profesor de Historia de Arte en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona".
Desde el día 20 hasta el 1 de marzo pueden ver la película documental "El telón de azúcar", dirigida por Camila Guzmán, en la sala Iberia de la Casa de América de Madrid (Plaza de la Cibeles, número 2). Las proyecciones son de miércoles a sábado, en la sesión de las 20.00 horas. En este enlace encontrarán información detallada de la película, con comentarios de la directora.
Camila Guzmán: "Haber crecido en Cuba en los años setenta y ochenta, pienso que fue una experiencia única. Siento que en esos veinte años vivimos en un mundo diferente de alguna manera e 'irreal'. La intención de esta película es rescatar aquella realidad que tuvimos cuando niños. Una experiencia que fue real y que la cortina del olvido está borrando. Además, quiero explorar qué pasó con esa generación de cubanos nacidos y criados bajo la Revolución, que cuando entraron en la adultez vieron que sus ideales 'se fueron abajo'".
Y aquí tienen unos fragmentos de la película, para que se hagan una idea:
Hay sequía. Es evidente. Sequía en general y en particular. No llueve y al agua, tan barata, la dejamos correr... Es una ironía más, pero el día 14 de junio comienza la Exposición Internacional de Zaragoza 2008, un acontecimiento que "tiene por objeto el agua como elemento imprescindible para la vida". A mí me ha dado la vida el cine documental. Y me consta que están en marcha varios proyectos documentales sobre el agua en esta Exposición. A mí me ha dado la vida Joris Ivens, tan cercano que retrató el edificio en el que vivo, en 1937, en su película "The Spanish Earth", "La Tierra Española". Tan lejano que me conmovió hasta el tuétano con su serie de doce películas, rodadas entre 1972 y 1974, sobre el pueblo de la República de China, y reunida bajo el título "How Yukong moved the mountains", "Cómo Yukong movió las montañas". Y les quiero dejar, sin más, con su película de 12 minutos, "Rain", "Lluvia", ambientada en la ciudad de Amsterdam en el año 1929, y que comprobarán que contiene planos que se han convertido en iconos cinematográficos, y que siguen provocando el mismo sentimiento cuando alguien, en invierno, se refugia debajo de un paragüas o detrás de un cristal. Me voy a por un vaso con agua.
Homenaje a Fernando Fernán Gómez en la Academia de Cine
Los directores de la conversación documental "La silla de Fernando", David Trueba y Luis Alegre, la actriz Verónica Sánchez, que participó en "Mía Sara", la última película de Fernando Fernán Gómez, y la periodista cinematográfica Elsa Fernández-Santos ofrecerán al público un coloquio sobre la figura del actor, en la sede de la Academia de Cine (calle Zurbano, número 3). Será el jueves 14 de febrero, a las 19.50 horas.
Antes, a las 18.30 horas, se proyectará la película "La silla de Fernando", como homenaje de la Academia al fallecido director, actor y guionista que, entre otros galardones, obtuvo seis Premios Goya en distintas categorías, y fue Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. En la Academia afirman que "con esta proyección tendremos la oportunidad de acercarnos y escuchar cómo el propio Fernando habla de su infancia, sus padres, la Guerra Civil, Francisco Franco, la posguerra, la bohemia del Madrid de los años 50 y 60, de Marlene Dietrich, Ava Gardner y Frank Sinatra, del cine español y su historia, de las mujeres que pasaron por su vida, sus amistades, la timidez, su creencia religiosa, todos los momentos de éxito, los de fracaso, el alcohol, el lujo, sus ideales, su ideología, y sus lecturas, en una reflexión sobre el futuro, la vejez y la muerte".
Tanto la proyección de "La silla de Fernando" como el coloquio posterior son de acceso libre y gratuito hasta completar aforo.
Además, en esta página web pueden rellenar el formulario de pedido para adquirir el dvd de la película, o bien comprarla directamente en el Café del Libro, "La Buena Vida", calle Vergara, número 10, de Madrid.
El próximo jueves, día 14 de febrero, pueden ver en los cines Verdi de Madrid y en el resto de salas del colectivo "El documental del mes", la película “Morir en Jerusalén”, un espectacular testimonio que ya les avisamos que les dejará impresionados. Nada de pastel de fresa con tinte social.
Es una realidad que sigue ahí con el paso del tiempo, aunque se hagan más o menos eco los medios de comunicación y las películas. En 2002 nos quedamos boquiabiertos por la apabullante lógica de los niños israelíes y palestinos reunidos para charlar en la película documental “Promises”, una de las candidatas al premio Oscar de ese año. El sábado pasado, el músico Daniel Barenboim, nacionalizado israelí, afirmaba en la "Tribuna Abierta" del diario "El País", que había aceptado el pasaporte palestino porque lo consideraba parte indisoluble de su pueblo. Y la película documental “Morir en Jerusalén”, que se estrena ahora en los cines, ahonda sobre su reconciliación política. Todo empezó con una simple llamada de teléfono.
Texto de la película: “-Fórum de los padres. –Hola, me llamo Abigail Levy. No nos conocemos. Perdí a mi hija en el mes de marzo de 2002 en un ataque terrorista en un mercado de Jerusalén. Quisiera ponerme en contacto con los padres de la chica que mató a mi hija”.
Ayat Al Akhras, de 17 años, palestina, se hizo explotar al lado de Rachel Levy, también de 17 años, e israelí. Y el motivo de esta llamada no es otro que descubrir por qué.
Texto de la película: “Quiero mirarle a la cara cuando me hable. Quiero ver si de verdad no sabía que su hija iba a matar”.
El comunicado del ataque suicida, leído por Ayat Al-Akhras, decía así:
Texto de la película: “En nombre de Dios, el misericordioso. Yo, la mártir viviente Ayat Al-Akhras, ejecuto mi misión puramente por Dios. Dirigentes árabes: Basta de dormir, basta de traiciones, basta de incumplimiento del deber con los palestinos. Escuchad mi grito: ¡Oh Aqsa! ¡Oh Aqsa! ¡Oh Palestina! ¡Oh Palestina! Dios es más grande que los opresores. ¡Que esta rebelión nos lleve a la victoria! Mártir Ayat Al-Akhras”.
Apenas hay diferencias entre Ayat y Rachel, tan sólo que una es palestina, y la segunda israelí. Hasta el padre de Ayat las confunde cuando ve sus fotografías en la portada de la revista “Newsweek”. Dos chicas, dos realidades, y dos bandos. Pero todos víctimas.
Texto de la película: Forense Yehuda Hiss: “Fue la primera vez que descubrimos que una terrorista suicida también puede ser una adolescente. La víctima era de la misma edad, apariencia y complexión que la atacante. Las heridas se encontraban más o menos en las mismas partes del cuerpo. Parecían simétricas. Resultó difícil asignar las partes de los cuerpos porque eran muy parecidos”.
“Morir en Jerusalén” muestra un contexto de resistencia, de ocupación, en el que hay detectores de metales en plena calle, a la entrada de la estación de autobuses, como parte de la rutina cotidiana. Comprar el pan y ser registrado, o el miedo de pasar de un lado a otro, forman parte de un terrorismo llamado resistencia.
Texto de la película: Hermano de Ayat: “Quiénes son los terroristas? ¿Nosotros o ellos? Defendemos lo que es legítimamente nuestro. Nuestra tierra y nuestro país. Tanto si se hace a través de una operación con un mártir, como con las armas, o tirando piedras en una manifestación, es resistencia. Cada acción tiene una reacción. Si tú asesinas, yo opondré resistencia”.
La película huye del estereotipo y muestra una sociedad en constante tensión, donde cualquiera está preparado para morir, en cualquier momento, por sus ideales.
Texto de la película: Ron Shaked, periodista israelí: “Por desgracia, ha arraigado una cultura del suicidio. Ha habido 193 ataques suicidas en los últimos dos años. Y muchos son mujeres. Hoy día hay 53 mujeres encarceladas. 20 intentaron cometer ataques suicidas”.
“Morir en Jerusalén” es la primera película documental dirigida por la israelí Hilla Medalia. Y lo que hace es acercarse al conflicto este israelíes y palestinos intentando unir a dos madres en una conversación. Entre medias, la directora acompaña a su protagonista a una cárcel de mujeres, para preguntarles por qué atentaron, por qué colaboraron en construir bombas, por qué no creen en otros caminos para la paz. Toda la película es un deseo de acercamiento, de que estas dos mujeres hablen y se entiendan, para poder ser ejemplo de otras personas y construir un futuro mejor. El dolor y el miedo les lleva a que pasen hasta cuatro años desde la primera llamada hasta que se produce el encuentro, un encuentro vía televisión por satélite, ya que los desplazamientos sufren controles demasiado duros, y la desconfianza en el otro es total. El final de la película es, al fin, la conversación entre estas dos mujeres que han perdido a sus hijas. Y no es una conversación llena de comprensión y buenas palabras. No. Es una conversación tensa, llena de ira, de impotencia, de nervios, de los traumas manifestados en dos personas que, aunque se quieran entender, hablan en distintos idiomas. Nada es gratuito en lo que se dicen estas dos mujeres, no hay ninguna frase hecha ni pensada para agradar, sólo una guerra acumulada en el tiempo, que continúa aunque ya no estén las cámaras. El diálogo y el entendimiento puestos a prueba en esta película: “Morir en Jerusalén”.
Texto de la película: Padre de Ayat: “Aquí tenía once o doce años. Ayat nació aquí en el campo de refugiados. Jugaba en las calles. ¡Loado sea Alá! Era muy buena estudiante. Era muy educada y también era inteligente. Tenía un carácter muy fuerte, y no permitía que las cosas le afectaran. Su ilusión era fundar algún día su familia. ¡Loado sea Alá! La voluntad de Dios la arrastró hacia algo diferente de los estudios, hacia el martirio”.
Texto de la película: Madre de Rachel: “Cuando era muy pequeña, en los Estados Unidos, Rachel dijo: ‘Yo seré Presidenta, o la mujer del Presidente’. Dijo que sería importante. Pero fue importante después de que la mataran. Después de su muerte, todo el mundo sabía quién era”.
A las 18.30 horas se proyectará la película que dirigió en 1980, "Deprisa, deprisa", y que ganó el Oso de Oro del Festival de Cine de Berlín. Y a continuación, a las 20.00 horas, se celebrará un coloquio en el que participarán Carlos Saura, el crítico de cine Diego Galán, el guionista y director Santiago Tabernero, y el Director del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, Eduardo Alaminos. Moderará la charla el periodista Javier Domingo. El acceso, tanto a la proyección como al coloquio, es libre y gratuito, hasta completar aforo.
En marcha la versión de no ficción de "Hula Girls"
Mediatres Estudio, distribuidora de "Hula Girls", estrenada hace apenas un mes en España, produce un documental sobre los hechos reales que originaron la película.
"'Hula Girls' narra los hechos sucedidos en Japón el año 1965. El país se encuentra en pleno proceso de transición del carbón al petróleo como fuente de energía. Una por una, las anticuadas explotaciones mineras cierran al ritmo del imparable progreso. Pero en Iwaki, un pequeño pueblo situado en el norte del país, la empresa minera local presenta un sorprendente proyecto para salvarse de la crisis: Construir el primer parque temático hawaiano de Japón".
Para la realización del documental, Mediatres Estudio ha seleccionado al realizador español Pablo Fernández, que está afincado en Los Ángeles y es especialista en el tema de la película. La pieza durará, en un principio, doce minutos, y formará parte de los extras del próximo lanzamiento en dvd de la película "Hula Girls" (Warner Bros. Entertainment España). "Hula Girls" obtuvo cuatro premios de la Academia de Cine de Japón. Veremos qué tal es su versión de no ficción.
En la fiebre de los días, de repente hemos pensado: Pero bueno, ¿y qué ha pasado con la película “Goodbye, America”, dirigida por Sergio Oksman, sobre el abuelo de la familia Monster?, ¿por qué no es candidata a Goya? El director nos cuenta que la película se estrenó en un pequeño cine de Valladolid, en el año 2006, y que por tanto no ha podido entrar en la selección de este año. Luego reparamos en que el Círculo de Escritores Cinematográficos selecciona “Las alas de la vida”, sobre la enfermedad del médico Carlos Cristos, como posible ganadora de uno de sus premios, y escuchamos al crítico cinematográfico Carlos Boyero, en la cadena Ser, diciendo que para él esta película es una de las tres mejores del año. Hablamos con el productor, Enrique Navarro, para ver qué pasa, y nos cuenta que “Las alas de la vida” se estrenó en el último momento para competir en los Goya, pero del año pasado. Lo mismo ha ocurrido, como confirma el director Raúl de la Fuente, con “Nömadak Tx”, sobre los músicos que tocan la txalaparta por varios lugares del mundo. Así que, aparte de que se queden fuera películas tan hermosas como “Hermanos Oligor”, que sí es de este año, el caso es que por las fechas de los estrenos, o porque las copias no llegan a los académicos, o vaya usted a saber por qué, el apartado de candidatos a ganar el Goya al Mejor Documental, siempre trae sorpresas y comentarios decepcionados.
Ya están aquí, ya han llegado. Una vez más nos atropella la fecha, es como las navidades, o la declaración de la renta. Pues los Goya igual. No será la fiesta del cine, pero es la fiesta de la industria. Y nosotros vamos a hablarles, no de la mejor posicionada, pero sí de la película documental que más nos gusta: “Lucio”.
Texto de la película: “Es una de las cosas que yo jamás he podido olvidar. Ves..., hasta me emociona tu pregunta... Pues sí, mi padre, en cierta época, cayó enfermo. Fue a Pamplona, y descubrieron que era un cáncer. Y mi padre me dijo: ‘Hijo mío, tienes que ir a ver al tío Pablo, y que te dé, que te preste, las cinco mil pesetas que había dicho, los mil duros’. Porque le había dicho, como se hacía en los pueblos, ‘cuando tengas necesidad, pues yo te ayudaré’. Y fui a pedirle el dinero a mi tío Pablo. Y me contestó mi tío Pablo: ‘Yo no tengo, no tengo, yo además le dije a tu padre, pero se lo dije así, para animarlo, para aliviarlo, y todas esas cosas’. Y no me dio el dinero. Pero es que la enfermedad de mi padre continuó, y tenía unos dolores horribles. Él me llamaba, y me decía: ‘Hijo mío, tú que tienes cojones, mata a tu padre si lo quieres. Hijo mío, ni a mis enemigos les deseo lo que yo tengo’. Los dolores que tenía, el hombre. Se me parte el alma porque es acojonante ver que tu padre te está reclamando que lo mates para no sufrir, por un puñado de dinero, por un puñado de pesetas. Lo ves, lo ves agonizando, y lo ves muriendo. Y, claro, pues uno está dispuesto a cualquier cosa. Yo fui a la Caja de Ahorros. La cajera era una mujer. Y fui con la intención de matarla, y de llevarme la caja de ahorros. Y no pude hacerlo. Si hubiera hecho el acto de matar a aquella mujer..., pues yo estoy convencidísimo de que mi vida pues hubiese sido un desastre ya para siempre”.
Felipe Sandoval contó en un manuscrito sus hazañas como anarquista en el Madrid de los años 30, manuscrito que sirvió de dispositivo para crear la película documental de Carlos García-Alix, “El honor de las injurias”. Contra las injurias de las injusticias, llegó años después Lucio Urtubia, algo más que un albañil de Navarra.
Texto de la película: “-Empezó a frecuentar el sindicato anarquista CNT, que en aquella época era una mezcla de obreros, intelectuales, artistas, y exiliados. Lucio estaba impresionado, y se veía en Cascante contando a sus vecinos todo lo que estaba aprendiendo. –Anarquismo: ‘Conjunto de doctrinas de los anarquistas. Conducta política destructora de la autoridad y subversiva del orden social’. A mí me parece bien destruir ciertas cosas, si destruyes ciertas cosas puedes construir en lugar de esas cosas”.
El anarquista irreductible, o el “zorro vasco”, como le llaman, tiene un lema: «Ladrones privados contra ladrones de Estado».
Texto de la película: “Para mí, para mí, no hay nadie más ladrón que los bancos protegidos. Todos están protegidos por los sistemas de Estado, de leyes, de todo. Ellos son los ladrones”.
Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi deciden contar la historia de un revolucionario muy especial, una historia que nunca antes se había mostrado en el cine.
Jose Mari Goenaga: “La razón de hacer ‘Lucio’ surgió un poco por la fascinación que nos creó el conocer su vida. Y por otro lado lo que nos sorprendía es que no fuese más conocido, sobre todo al ser de Cascante, ya que nosotros somos del País Vasco y bueno, al ser de aquí al lado, pues aquí solemos tender muchas veces a crear este tipo de mitos. Sobre todo a partir de que leyésemos la biografía que habían publicado sobre él, ‘Lucio, el anarquista irreductible’, de Bernard Thomas (Ediciones B, Memorama), pues nos sorprendió que alguien que ha tenido una vida tan ajetreada como la que se contaba en ese libro, pues no fuese más conocido. Obviamente, en los círculos anarquistas supongo que ya era conocido, pero bueno, para el gran público no, o al menos eso era lo que nosotros percibíamos. En seguida nos pusimos en marcha para contactar con él. Una vez que le conocimos vimos que, realmente, es una persona bastante accesible, que por otras vías yo creo que tampoco hubiésemos tenido mucha dificultad en llegar a él. Como decimos al final del documental, siempre las puertas de su casa están abiertas”.
Aitor Arregi: “El porqué decidimos hacer una película sobre él va unido a la primera vez que oímos hablar de él, que fue hace como cuatro años, en un festival de documentales en Italia, Bardonecchia, un festival pequeñito centrado en desarrollar los proyectos y hacer pitchings y vender proyectos. El tema es que conocimos a un productor italiano y nos habló de la vida de Lucio. Nos preguntó primero si conocíamos a un tal Lucio Urtubia, navarro, de cerca de donde somos nosotros, y si era conocido en España, y le dijimos que no, que no habíamos oído hablar nunca de él. Nos empezó a contar la historia y ahí vimos claramente que había un documental, era una historia apasionante. Luego ya, cómo decidimos contactar con él, fue vía este productor italiano, porque éste tenía un amigo en común con Lucio, en París, un exiliado italiano que vive en París, Oreste Scalzone se llama, y vía él nos contactó, fuimos un día a París, con bastante respeto porque no sabíamos cómo le íbamos a caer, y ya el primer contacto fue positivo. Se supone que nos cogió confianza, o le transmitimos cierta seriedad y confianza, porque desde el principio mostró su interés en colaborar con nosotros”.
Si nos ponemos en la piel de los directores es inevitable pensar cómo le plantearían el proyecto a Lucio, cómo le convencerían. Y es que hay personas que quizá tienen más cosas que ocultar, que que contar, y en principio no tienen por qué tener ningún interés en participar en un proyecto que hable sobre ellos.
Jose Mari Goenaga: “Lucio, en ese sentido, es muy contradictorio, porque, por un lado, se muestra muy orgulloso de su vida, le gusta mucho contarla, incluso en Francia da también charlas en liceos, en asociaciones anarquistas, pero le gusta contar ciertas cosas de su vida. Hay otros capítulos de los que se avergüenza, o no quiere dar nombres, y en ese sentido está limitado. Nosotros teníamos claro eso, pero no teníamos claro un enfoque. No veníamos del anarquismo, había ciertas cosas ahí que nos daban un poco de miedo. Y realmente lo que jugó a nuestro favor, suena así un poco extraño, pero fue ser vascos. Él ha tenido mucha relación en París con gente del País Vasco, y comentaba que a él los vascos nunca le habían fallado, y se animó a hacerlo con nosotros, cuando ya había recibido más ofertas”.
Aitor Arregi: “Yo creo que él ya de por sí está muy abierto a contar su historia. Es curioso... Tiene un punto así de..., de ególatra en ese aspecto, porque le gusta mucho hablar de su historia y ponerlo como ejemplo para que cada uno lo coja de la manera que quiera y en su parcela, en su vida, pues quiera poner en práctica el ‘si quieres, puedes’, porque la historia de Lucio va un poco por ahí. Es el ejemplo claro de lo que puede hacer una persona con voluntad. Y yo creo que a él le gusta mucho. Entonces ya medio camino estaba hecho”.
“Lucio” está contada como una película de acción trepidante. Uno se imagina a un anarquista joven, con el estereotipo de una persona escurridiza, que siempre quiere pasar desapercibida, que huye de las cámaras, y que cambia de identidad constantemente. Sin embargo, en “Lucio” se muestran bastantes imágenes de él, no sólo de la actualidad, sino fotografías de su pasado más activo. Es como si los directores se hubieran convertido en “lucios” escurridizos, en expertos de la imprenta, del movimiento certero, y de la artesanía de la falsificación.
Jose Mari Goenaga: “Bueno, hay muchas fotografías que son recreaciones en tres dimensiones. Nosotros hicimos como un molde de su cara, y lo aplicamos en distintas situaciones. Al final era conseguir recursos para poder narrar de forma visual lo que era la historia, porque al final estás todo el rato hablando del pasado, y necesitas recursos visuales. Hay por un lado fotos generadas, y hay otra serie de fotos, las de su entorno familiar, que por una lado sirvieron para sacar el modelo de un Lucio joven, y por otro lado sirvieron también para ilustrar otros pasajes de su vida. Pero realmente sí que tuvimos dificultades, sobre todo en ciertos aspectos era difícil encontrar material visual”.
Aitor Arregi: “En el documental utilizamos partes que son recreaciones, cuando Lucio habla de todas las actividades que hacía, desde atracos de bancos, hasta luego más tarde falsificaciones de documentos para ayudar en la lucha anarquista. De alguna manera tienes que contarlo, tienes que enseñarlo, porque si no queda muy aburrido. Utilizamos recreaciones con actores, y a veces también fotos trucadas, falseadas. Siempre que sirvan como vehículo para narrar. En ningún momento decimos ‘estas fotos son reales’, ni nada por el estilo. Estábamos también obsesionados con que entrara bien por los ojos, que fuera impactante, y utilizamos todas las herramientas que teníamos a mano para que fuera así”.
Pues sí, un grafismo espectacular y una imagen de lo más cuidada, acompañan a una entrevista a Lucio, que vertebra toda la película.
Jose Mari Goenaga: “Fue una de las primeras cosas que grabamos y estuvimos quince días con Lucio allí grabando. Hacíamos a diario, a la mañana o a la tarde, media jornada de entrevista, pues igual tres o cuatro horas, que ya son, sobre todo para una persona de 76 años. Y luego aprovechábamos para visitar distintos sitios que habían podido significar algo en la vida de Lucio, en París. Hay mucho material de esta segunda parte que se quedó fuera porque nosotros al final hicimos una apuesta por contar su historia y tuvimos que dejar un poco fuera lo que es su presente, que era un poco lo que mostraban esas grabaciones, con Lucio paseando por distintas partes de París. Y luego sí que estuvimos otra vez con él en Cascante, y Valcarlos, que son otros dos sitios donde él ha vivido y donde se ha desarrollado parte de su vida. Lo que es la entrevista en profundidad fue sobre todo ésa, y luego ya con el tiempo, una vez que ya estructuramos una especie de historia con sus entrevistas, ya también hicimos otra serie de viajes para entrevistar al resto de gente que aparece en el documental”.
Y en esta entrevista principal, el protagonista da una imagen, por un lado, de un hombre bonachón y campechano...
Lucio Urtubia – Texto de la película: “A estos lo único que les interesa son las chorradas de armas, y de... (se ríe), bueno...”.
Y por otro lado, la de un hombre..., pues sí, de “armas tomar”, y nunca mejor dicho.
Lucio Urtubia – Texto de la película: “-¿Para qué quieres que fueran las armas? –No, yo..., me gustaría que me comentaras... –Pero..., pues no te comento, yo te comento, yo te digo, que fueron tiradas al Sena, punto. ¿Te convence? Pues si te convence, te convence. ¡¿Cómo te voy a decir que si se las di a alguien para que mataran o para que hicieran algún atendado?!, ¡¿qué cojones te voy a decir esas tonterías?!”.
Una entrevista que es un bonito ejemplo del “toma y daca”, del juego de movimientos de fichas que es una conversación.
Jose Mari Goenaga: “Hubo algún momento delicado. En general fue bien, pero, claro, había cosas de las que Lucio no quería hablar, y nosotros no nos dábamos cuenta. Yo creo que luego viendo, con el tiempo, el material grabado, nos dábamos cuenta de que igual tensamos demasiado la cuerda. Veíamos que Lucio nos hablaba de ciertas cosas cuando no estaban presentes las cámaras, y después, cuando poníamos la cámara delante, veíamos que no profundizaba tanto. Entonces a veces pensábamos que tal vez era porque estábamos formulando mal la pregunta. E intentabas hacer la pregunta de forma, hasta que él se llegaba a cansar. Había momentos en los que ya te soltaba: ‘¡Pero para qué quieres saber eso!, ¡de eso no quiero hablar!’. Intentamos de esa forma, porque es muy ilustrativo de su personalidad, meter esos momentos de enfado o de tensión a los que él se veía sometido, y por otro lado, para mostrar las dificultades que nosotros teníamos para profundizar en ciertos aspectos de su vida”.
Aitor Arregi: “Pues como tú dices. Tiene claramente para mí esas dos caras, como mínimo. Como mucha gente tenemos un lado más entrañable, un lado más de más genio, pues Lucio es igual pero multiplicado por diez. Es muy entrañable en la distancia corta, es muy entrañable, y en las entrevistas, vamos, te reías con él, y era una gozada escucharle, pero a la vez tenía sus momentos..., como bien se ve en el documental, sus momentos de explosión, que parecía que se iba a levantar y te iba a dar un puñetazo que te iba a mandar hasta la punta de..., no sé. Entonces, si queremos ser, o intentar ser, unos documentalistas dignos, pues tenemos que apretarle un poco, ¿no?, y ahí surgen chispas. Yo creo que, más o menos, un momento al día de chispas sí solía haber. Y ya hemos metido unos cuantos en el documental también”.
¿Pero cuánto hay de mito y cuánto de realidad en lo que Lucio cuenta en la película?
Jose Mari Goenaga: “Lucio tiene una visión muy romántica de la vida, y en ese sentido pues obviamente yo creo que sí tiende a embellecer ciertas cosas. Y también al final se le nota que hay cosas que, de tanto contarlas, han adquirido una forma. Yo creo que, en esencia, lo que cuenta es lo que pasó, pero de alguna forma, en algún momento embellecida. Lo que no quita para que la esencia esté ahí. Lo que yo saco en claro de todo esto es el retrato de una persona de acción, de una persona que desarrolla un tipo de inteligencia basada en la acción, no tanto en reflexiones filosóficas o intelectuales, sino en el hacer. Y el ver cómo una persona puede desarrollar una fuerza, y seguir adelante, y esquivar mil escollos, a base de acción. Seguramente meterá la pata, se contradice en otras muchas cosas, pero al fin y al cabo es una persona que ha hecho todo lo que ha hecho y eso yo creo que no se lo quita nadie”.
Aitor Arregi: “Hay que darse cuenta de que también, durante sobre todo los 70, estuvo metido prácticamente en todas las luchas revolucionarias que se podían dar Europa e incluso en América Latina. Con ‘estar metido’ me refiero a que, si él podía, daba su apoyo. Y dar su apoyo era fabricar documentos nacionales falsos para que los exiliados se movieran con cierta comodidad, y también suministrarles armas, con lo que eso significa. Suministrar armas pues no es para cosas benditas. Si suministras armas es pues para hacer una revolución, o para asesinar también. Hay cosas que yo creo que él también quiere ocultarlas y, bueno, nosotros nos ganamos bien el sueldo intentando sacarle todo lo que podíamos hasta que nos decía: ‘Bueno, hasta aquí podéis preguntar’”.
Lucio luchó contra el dictador cubano Fulgencio Batista y discutió estrategias con El Che.
Texto de la película: “Ajaja, eso yo ni me lo creo, ¡yo ni me lo creo!, ¿comprendes? Yo ni aunque se pongan de rodillas me lo creo. Yo creo que lo habrá soñado”.
Participó en toda clase de actividades antifranquistas, y en causas internacionales.
Lucio Urtubia - Texto de la película: “Es una vergüenza para Francia, para España, el ir a jugar el Campeonato del Mundo en Argentina, cuando allí miles y miles de personas desaparecían tirándolas al mar. Y cuatro chapuceros como yo tratan de intervenir”.
Ayudó al dramaturgo Albert Boadella en su huida a Francia tras el consejo de guerra por su obra “La Torna”, vivió en toda su intensidad el Mayo del 68...
Lucio Urtubia - Texto de la película: “En una de las manifestaciones, nos refugiamos en un cine, y a la salida, la Policía, cuando íbamos saliendo, pues nos maltrataban. Y a Anne le pegaron bastante y estaba cojeando, no podía andar, la dejaron jodida. El domingo fue a casa de sus padres. Sus padres tenían una pequeña industria de fontanería..., de todo. Estaban comiendo y le dice a su padre: ‘Papá, lo que tienes que hacer ahora es que tu empresa ya no te pertenece, le pertenece a los obreros. Tienes que ponerla en autogestión’. Y el padre le dice: ‘Hija mía, ¿y qué es la autogestión?’. Y dice: ‘Nada, pues lo que te estoy diciendo, que la empresa es de todos, y tienes que ponerla al servicio de los trabajadores’. Y el padre le contesta: ‘Hija mía, no te pegó bastante la Policía’”.
Lucio estuvo en contacto con personas tan influyentes como el ex ministro socialista francés, Roland Dumas. E incluso llegó a conocer a los intelectuales André Breton y Albert Camus.
Jose Mari Goenaga: “Bueno, de ellos habla sobre todo que eran gente que solía ir a las charlas, a la CNT en París, pero no tuvo una relación estrecha con ellos. Eran gente que simpatizaba con los círculos en los que Lucio se movía, pero no llegó a tener relación con ellos. Con Roland Dumas sí, y esto yo creo que es un poco otro ejemplo del empuje de Lucio que, seguramente, pues claro, al final los socialistas franceses también simpatizaron bastante en aquella época con los refugiados españoles. Y luego con la fuerza que tiene Lucio convencería, supongo, a Roland Dumas para que lo defendiese. Roland Dumas todavía no era Ministro de Asuntos Exteriores, pero yo creo que es más o menos en la época en la que ya era abogado de Picasso, ya era una personalidad. Supongo que, esta gente al final lo que le gusta de Lucio es esa honestidad a la hora de hablar y defender sus cosas. Le da igual que esté hablando con un ministro, que con una persona que pasa por la calle. Tiene ese don de dirigirse a todo el mundo por igual”.
“Lucio” es una película que no oculta que tiene a sus directores totalmente encandilados con su personaje. Lo que debió de despertar muchas dudas sobre cómo mostrarle, qué enseñar y qué ocultar.
Jose Mari Goenaga: “Si, obviamente hay una simpatía hacia Lucio. Fíjate que intentamos que tampoco pareciese el endiosar a un personaje, no queríamos caer en eso. Hemos intentado mostrar sus contradicciones, pero también es verdad que a nosotros esas contradicciones nos gustan. Nos gusta su personalidad aunque por dentro también le ponemos muchos ‘peros’. Lo que pasa es que también al final una cosa muy difícil con la que lidiar a la hora de hacer el documental era que se trata de un personaje que está vivo, que ha sido la piedra angular en este proyecto, y que ha sido un poco también quien nos ha facilitado muchas de las entrevistas, mucha información. Entonces era como que le debíamos mucho respeto, y no sé si nos habremos dejado llevar demasiado por eso, por ‘esto igual Lucio se lo va a tomar mal’, y eso que hay cosas que yo creo que nos arriesgamos de cara a él. Pero bueno, tampoco podemos evitar ni podemos esconder la simpatía que sentimos hacia él, eso es cierto”.
Aitor Arregi: “Yo creo que lo potente, lo gordo, ya más o menos lo sabemos. Otra cosa es cuánto sabemos de eso, igual sabemos el 65%. Pero sí, yo creo que las principales hazañas son las que aparecen en el documental, y las que se publicaron en el libro. Pero, sin duda, tiene episodios ocultos este hombre. Y nosotros hemos intentado en el documental enseñar un poco eso, su claroscuro. Nuestra disposición hacia él es muy positiva, porque todo lo que ha hecho, o gran parte de lo que ha hecho, al menos, lo ha hecho dentro de un contexto, y ves que, básicamente, es una persona solidaria, por mucho que luego haya cometido errores, y se haya metido en movidas que le han podido costar la cárcel. Nuestra disposición es positiva hacia él, como digo, pero no queremos ponerle como un simple Robin Hood, que todo lo que hace es bueno, y ayuda a los pobres y roba a los ricos. No. Hay parte de realidad en eso, pero yo creo que es mucho más interesante reflejar un personaje que tiene sus contradicciones y tiene sus sombras, porque yo creo que en la sombra hay más volumen, y la gente yo creo que empatiza más con la persona de esa manera. Sí tuvimos un poco de cuidado de poner unos tintes, algunos claroscuros”.
Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi han vivido el proceso típico de hacer una biografía documental, con alguien que, de forma muy generosa, les ha abierto una ventana hacia cosas muy personales de su vida. Y ahí surge la ansiedad del documentalista de no querer defraudar bajo ningún concepto a su insustituible protagonista.
Jose Mari Goenaga: “Pues él tampoco se pronuncia claramente. Él está contentísimo con toda la historia del documental, pero yo creo que no tanto por el documental en sí. Debe de ser muy difícil el enfrentarte a tu vida contada en hora y media, y más cuando hay tantas recreaciones. Supongo que será muy difícil para él identificarse con muchas cosas, aunque lo que se cuente sea su vida, pero me refiero sobre todo a la puesta en escena. Él está contento, y dice que muy bien, pero sobre todo yo creo que porque escucha a los amigos que le dicen que muy bien, y su hermana de Cascante le llama a París para decirle que en el pueblo lo ha visto mucha gente y que están encantados, entonces todo eso a él le llena. Él yo creo que sobre todo lo que quiere es que su vida se conozca y que sirva de ejemplo para otra gente. Yo no sé si está en lo correcto o no, pero yo creo que es lo que más le llena, que pueda hacer llegar su visión revolucionaria a otra gente”.
Aitor Arregi: “Bueno, él está encantado. Cada vez que hablamos con él está como en una nube. Hace poco estuvo por Sevilla y por Valencia, dando charlas como si fuera un Einstein, dando charlas en ateneos, en universidades. Él está encantadísimo. No digo que sea sólo por el documental. Bueno, como lo estrenaron también en el Festival de San Sebastián, pues sacó bastante ruido y mucha gente le llamó para ver si podía asistir para hablar de su vida, no para hablar de anarquismo en un sentido intelectual. Es un hombre muy llano. Cuando le dijimos que habían nominado la película a los Goya..., bueno... (risas). Él nos proponía, para que la prensa nos hiciera más caso y tener más posibilidades, porque él lo analiza de esa manera, pues nos propuso por teléfono: ‘Oye, Aitor, ya te acuerdas que os dije que tenía enterrada una máquina impresora ahí en Tudela, ahí cerca, y qué te parece si vamos con unas palas y la desenterramos, llamamos a unos periodistas y nos sacan unas fotos, para sacar ruido’. Está dándole vueltas para ver cómo hacernos valer para ganar el Goya. Te puedes imaginar lo ilusionado que está”.
Una de las hazañas más sonadas de Lucio fue que estafó al First National Bank (ahora Citibank), y fueron nada menos que 3000 millones de pesetas de la época. ¿Para qué? Pues para invertirlas en causas en las que creía. Después de devolver las planchas de los cheques de viaje al banco, Lucio se comprometió a abandonar la falsificación y destruir todo el material, algo demasiado difícil para alguien que gracias a ese trabajo estaba cumpliendo un ideal a gran escala. ¿Es de verdad posible que Lucio no hiciera ni un sólo documento más?
Jose Mari Goenaga: “Yo lo veo bastante posible. Sobre todo porque a él le tocó todo aquello en una época en la que él empezaba a sentir ciertas dudas con respecto a ciertas luchas, sobre todo porque ya estaban cogiendo igual unas vías más violentas, o porque ya podían estar menos justificadas en algunos casos. Después debió de salir de la cárcel con un deseo de echar el freno. Entonces yo en ese sentido sí que lo creo. Es verdad, y lo hemos utilizado, que no acabó destruyendo todo el material. De hecho, parte de los documentos, cheques que aparecen en las recreaciones del documental, nos los dio un amigo suyo que se supone que había quemado todo el material. Lucio, cuando acabó el juicio, se comprometió a quemarlo todo, y para eso fue a la casa de campo de un amigo. Con lo inquieto que es Lucio, empezó a quemarlo todo, pero al final se cansó y le dijo al amigo que lo quemase por él. Y resulta que este amigo al final no lo quemó todo. Cuando fuimos a entrevistarle nos sacó de repente un montón de material falsificado, y es lo que hemos utilizado. Sí que me creo que a partir de ahí, Lucio se centró más en lo que era su trabajo y se retiró un poco de lo que era la actividad clandestina”.
Y uno se pregunta: Esto de ser albañil, ¿será una tapadera?, ¿será una actitud ante la vida?, porque con un trabajo así, ¿cómo se llega a tanta actividad y de tanta trascendencia?
Aitor Arregi: “Sí, yo todavía me lo sigo preguntando. Yo que en el día a día apenas me puedo organizar para tomar un café y para ver las facturas que me llegan, y digo ¿cómo Lucio iba al trabajo, trabajaba ocho horas, luego se iba a la imprenta, en la imprenta falsificaba documentos...? Dices, esto, ¿cómo es? Yo creo que es básicamente lo que has comentado, una actitud ante la vida. A él le encanta decir que es albañil, y no sólo lo dice, sino que lo ha practicado durante toda su vida. Mamó mucho de la ideología de Quico Sabaté, que era un legendario anarquista, que había combatido en la Guerra Civil, y después siguió intentando combatir al franquismo a su manera, atracando bancos o lo que sea. Pero él también era fontanero. A Lucio le tocó hospedar a Quico durante dos años en su casa, en París, y yo creo que mamó mucho de su ideología en el sentido de que le decía: ‘Bien, vale, tienes que ser anarquista, tienes que combatir, pero también tienes que cuidar el tema del trabajo, sin trabajar no vas a ninguna parte, y mejor si combinas las dos cosas’. A él le sirve para limpiar un poco personaje en el sentido de ‘yo no he sido un simple delincuente, como pueden decir unos. Incluso sólo dedicándome a eso, no lo habría hecho en mi beneficio, pero aparte soy albañil y no he faltado un día al trabajo’. Claro, eso también tiene una segunda lectura, la que has comentado, la de la tapadera. No sé si consciente o inconscientemente, sí que es verdad que ser albañil le ayudó para evadirse, al menos en los primeros años, de las investigaciones de los policías, porque no era el perfil suyo el perfil de un delincuente que falsificaba documentos, traveller checks, y todo lo que le caía en las manos. Era un albañil que iba todos los días a la obra a trabajar y entonces la Policía pasaba de él. Y eso le ayudó sin duda. Luego por otro lado también, cuando ha tenido las causas judiciales que ha tenido, pues los jueces también han sido más comprensivos al él ser albañil y no tener antecedentes. Le ha salido la jugada maravillosa porque podía estar todavía cumpliendo condena, y apenas estuvo año y medio. Por Citibank estuvo seis meses, pero en general estuvo año y medio, por un secuestro también... Pero bueno, con las pruebas que le detuvieron le podían haber caído veinte años como mínimo”.
La película “Lucio” está contada con el resuello de un thriller y la picaresca de un personaje astuto y real, con un tratamiento de imagen y música muy ambicioso.
Aitor Arregi: “Ahí tiene mucho que ver Raúl López, que es el montador del documental, que es un artista, un artista nato. Él, aparte de montar el documental, se hacía cargo de mucho grafismo y de parte del diseño gráfico, junto con Iker Ayestarán, que también es otro artista. Si tienes la suerte de encontrar un equipo de gente con talento pues la verdad es que te sorprenden. Nosotros tampoco es que les cerráramos el coto así claramente y les dijéramos ‘queremos esto, esto y esto’. Le dices la idea, le haces la aproximación, le dices por ejemplo: ‘Necesitamos un mapa de Europa que se vaya convirtiendo en traveller checks para que visualmente veamos que Lucio inundó Europa de traveller checks’. Pues dentro de una semana, o de dos días, te viene esta gente, estos artistas, con la animación hecha, con el diseño gráfico hecho, y la mayoría de las veces te sorprendías de lo bien que estaba. Entonces eso sin duda aporta, aporta mucho. Y luego eso se nota en lo que es la factura final. Que sí que teníamos la intención desde el principio de hacer una película ‘bonita’, atractiva, pero nos ha salido incluso yo creo que un poco mejor que lo que pensábamos al principio. Y luego, en cuanto a la música que comentas, ahí tenemos también la suerte de tener a otro gran artista que es Pascal Gaigne. Él es francés pero está viviendo desde hace casi treinta años en Donosti, y bueno, es un clásico de la música española, en bandas sonoras. Yo creo que ha hecho unas veinticinco películas, con Montxo Armendáriz, creo que con Julio Medem también. Es un señor que controla mucho y se nota, se nota su mano cuando le das la cinta, ‘a ver qué me puedes hacer’, le das unas pautas, y luego ves el resultado y no tienes más que decirte que qué suerte tienes. Él ha colaborado también en nuestros trabajos anteriores, nos une una relación de, prácticamente, puerta con puerta, porque su estudio de composición está al lado de nuestra oficina. Y es una gozada ver que todos están implicados. Y estar un poco al frente de ese grupo de talentos. Creo verdaderamente que si te juntas con gente de talento, se nota luego el resultado”.
Lucio tan sólo pidió un requisito para hacer esta película, y es que parte de los beneficios fuesen destinados a las actividades de Médicos del Mundo en Haití, ya que su exmujer, Anne Urtubia, que aparece en la película, es responsable de este sector de la asociación en Francia. Aparte de eso, creo que queda contestar una pregunta que seguro que se hacen cuando vean el documental: ¿Pero de dónde han salido estos chicos?, ¿dónde estaban escondidos?
Jose Mari Goenaga: “Nuestra trayectoria es un poco..., no sé si decir extraña... Nosotros formamos parte de una productora de San Sebastián, que se llama Moriarti, y realmente nos conocimos en una escuela de cine de aquí, del País Vasco, y la procedencia de cuatro de los cinco socios es de estudiar Empresariales, nada que ver con el mundo audiovisual. Lo que pasa es que nos unió ese curso de cine y a partir de ahí empezamos a trabajar juntos y a crear documentales. Hicimos hace dos años un largometraje documental que se titula ‘The Dragon House’y que se situaba en el reino de Bután. Lo dirigió Jon Garaño, que es socio nuestro. Eso en cuanto a lo que es documental en cine. Luego, documental para televisión también habíamos hecho, uno sobre la maratón del Sáhara, y otro sobre las plantas medicinales también en Bután. ‘Lucio’ sería nuestro cuarto documental".
Aitor Arregi: “Yo sigo con Lucio. Estoy escribiendo la versión de ficción de Lucio. Nos han encargado el guión de lo que sería la película con actores, y digo sería porque, una vez escrito el guión, toca buscar la financiación, y no va a ser tan fácil de financiar como el documental, sin duda, porque para hacerlo bien necesitas un presupuesto muy potente. Sería recrear el París de los años 70, los 50, de los 80, de los 60, con todo lo que eso conlleva: Decorados, atrezzo, muchos actores, acción. Tiene que hacerse con dinero. Y con eso estoy yo ahora. En su momento, cuando estábamos montando ‘Lucio’, nos tantearon para ver si Jose Mari y yo queríamos también dirigirlo, pero dijimos que no, porque otros dos años y medio con esto, no”.
Pues ya ven, Lucio seguirá dando aún mucho que hablar, o lo que es lo mismo, dará mucho que hablar la vida, el ejemplo, de un albañil, de un utópico, de un trabajador, en un momento en que una octavilla era casi una aparición milagrosa, en el que la libertad era un término impronunciable, sustituido rápidamente por la desconfianza. Quedará el legado de un provocador en la sombra, que les invita a ser luchadores de sus vidas. Recuerden su nombre, claro y contundente: Lucio.
Texto de la película: “En Lucio hay esa intuición animal, un gran instinto, y sobre todo creo que es también una capacidad de decisión rápida, la impresión de que todo es posible, de que si realmente se desea algo, se puede conseguir. Esto ha sido un factor de Lucio que fascina a la gente, porque la mayoría no creemos que eso sea posible, y Lucio sí cree que es posible”.
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